El anunciado pacto entre Ada Colau y el PSC ha llegado. Un preacuerdo entre ambos permitirá a la alcaldesa de Barcelona empezar a funcionar. ¿Tiene éste pacto mayores consecuencias en la política catalana?

“Hay que ganar cuotas de poder”

Una vieja canción afirma que la distancia hace el olvido, pero para el primer secretario de los socialistas catalanes Miquel Iceta, que el PSC haya estado alejado del poder no le hace olvidar las épocas en que mandó, y mucho. De ahí que sus instrucciones sean claras y concisas. “Hay que ganar cuotas de poder. Como sea y donde sea”. Con Carles Puigdemont, mostrándose como un posible socio parlamentario serio, con Pedro Sánchez y el PSOE siendo un vivero de dirigentes – véanse los casos de Meritxell Batet, que está en la órbita de Narcís Serra, o de Josep Borrell, dos fichajes del líder socialista de cara a las próximas elecciones -, o bien pactando con Ada Colau en el ayuntamiento barcelonés.

Teme Iceta, y con no poca razón, que el partido que la alcaldesa de Barcelona quiere organizar a partir de Barcelona en Comú, Podemos y Catalunya Sí que es Pot acabe por expulsar a los socialistas de la vida pública catalana. Así pues, Iceta se pone la venda antes que la herida. El máximo dirigente del PSC en el consistorio barcelonés, Jaume Collboni, amigo personal y persona de la máxima confianza de Iceta, ha tenido desde el minuto cero un encargo claro: pactar con Colau.

Ese pacto, que ya anunciamos en su día, ha visto hoy la lu. Harta de las CUP y sus ocurrencias, de que Esquerra no acabe de aclararse y de que a un año de las elecciones municipales el ayuntamiento esté en un estado prácticamente letárgico, Colau ha dicho basta y ha hecho lo que siempre dijo que no haría, pactar con los socialistas.

Por la silla se pierde la memoria

Como sea que twitter lo carga el diablo, desde el mismo momento en que se anunciaba el acuerdo, las redes le recordaban a Colau las lindezas que ha vertido sobre el PSC a lo largo de los últimos años. Sin llegar a los extremos de Pablo Iglesias y su “cal viva”, la edil no se cortaba un pelo a la hora de escoger calificativos.

Si para Colau, en el 2012, el PSC eran el responsable del “genocidio financiero”, en el 2013 lo tildaba de mafioso. Concretamente, decía interpelando a una historiadora “¿Abrir vuestro partido? ¿Qué tal si lo limpiáis y echáis a todos los corruptos y mafiosos que tenéis? Ah, no, que son los jefes”. Citaba la por entonces activista anti desahucios que “Conocemos muy bien en Ciutat Vella – un distrito con muchos problemas sociales de Barcelona – la corrupción estructural del PSC”. Los colaboradores de Colau tampoco se han quedado cortos. Que si el PSC se había vendido el suelo público de la ciudad, qué si no cumplía su propio código ético, que escuchar a Collboni hablar de políticas sociales daba grima y era un insulto… En fin, de todo y variado, como puede verse. Pero, si tan malos eran los socialistas, ¿por qué pactan ahora con ellos? Más aún, ¿cómo es que los del PSC se avienen a formar gobierno con un partido que los ha denigrado tanto?

Por el interés te quiero Andrés

En un matrimonio de conveniencia no hay que buscar amor, puesto que la razón del mismo es la ganancia y no el sentimiento. Con ésta “Propuesta de acuerdo de gobierno de izquierdas para Barcelona” entre Colau y Collboni, éste será segundo teniente de alcalde, llevará además Cultura y los socialistas obtendrán peso y presencia en las áreas de Urbanismo, Innovación, Derechos Sociales, Economía, Mercados y Comercio, así como las concejalías de los distritos de Sant Andreu, Eixample y Sarrià Sant Gervasi.

Hay más asuntos de calado político que Collboni tendría bajo su mando, como las relaciones institucionales entre el ayuntamiento y el estado y la Generalitat, una magnífica plataforma para hacerse las fotos que luego van calando en el inconsciente del electorado, o mandar en la todopoderosa BSM,la empresa pública de la ciudad que aglutina todo el pool de empresas municipales. Casi nada.

No solo eso ganan los socialistas. Iceta prevé más pronto que tarde nuevos comicios catalanes, y quiere estar preparado. Una vía de pacto abierta con la presumiblemente ganadora Colau le permitiría acceder a ése poder que dice querer recuperar. El acuerdo en Barcelona, que ha sido tradicionalmente el laboratorio de pruebas políticas para Cataluña, va más allá. Estamos asistiendo al intento de reeditar la fórmula del tripartito, aunque la diferencia es que, éste caso, la parte más débil es la de los socialistas.

No todos en el PSC están de acuerdo con éste pacto, pero tampoco hay nadie que quiera aparecer públicamente como el aguafiestas del día, y más ahora cuando se vuelve “a pisar moqueta”. Aunque no deja de ser curioso que el mismo Pedro Sánchez haya dicho hoy que el límite del PSOE sea la extrema izquierda y el PSC acabe justamente de pactar con ella.

Ya lo dijo Shakespeare, hay más cosas en el cielo y en la tierra de las que puedas imaginar en tu filosofía, Horacio.