Francisco González, presidente del BBVA más conocido como FG en el PP y en el mundo financiero, llegó a la banca de la mano de José María Aznar, que lo colocó primero en Argentaria y luego lo aupó al segundo banco más grande de España. Del grupo de banqueros es el más político, el que menos se corta a la hora de entrar en ese territorio en el que los banqueros prefieren la prudencia pública y seguir la consigna de llevarse bien con el poder. FG hizo oposición activa a Zapatero y ayuda en todo lo que puede al PP. Con su llegada al BBVA primero se acometió una 'purga' entre los economistas que elaboraban los prestigiosos análisis del servicio de estudios del banco, estudios que cada vez han tenido mayor sesgo ideológico. El último difundido por BBVA Research lo podría avalar el mismísimo Donald Trump.

Alaba la reforma laboral del PP pero pide más
 España necesita “una reforma integral” de su mercado de trabajo según el BBVA. ¿En qué consiste? para empezar por una disminución del 7% en el salario real de los españoles, que según los autores dele estudio “podría incrementar la ocupación un 10,4% y el PIB, un 8,3%”. Además, plantea que los salarios dependan mucho más de variables e incentivos, justo lo que beneficia a los altos ejecutivos acostumbrados a primas millonarias. En definitiva, desde un banco cuyos directivos cobran sueldos millonarios se propone bajar un 7% el sueldo de los españoles que ya hemos sufrido una devaluación salarial durante la crisis de entre un 20 y un 40%.

El BBVA alaba la reforma laboral de 2012 por haber “reparado algunas de las deficiencias existentes”, pero propone otras medidas que harían felices a todas las organizaciones empresariales. Propone reducir las cotizaciones que deban pagar las empresas por sus trabajadores y que el Estado recupere la recaudación perdida mediante el aumento de los impuestos indirectos como el IVA. De esta forma los empresarios ahorrarían dinero a costa de que lo pague la población en general. Eso sí, con esa “devaluación fiscal” a favor de los empresarios prometen que se “podría generar 200.000 puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo y dar lugar a un aumento del PIB del 0,7% a largo plazo”, según el banco.

Contrato único, pensiones según el rendimiento...

También propone incentivar la prolongación de la vida laboral y vincular las pensiones al “rendimiento” en detrimento de los complementos por antigüedad. Aboga por agrupar todos los tipos de contratos indefinidos en “un único contrato lo suficientemente flexible para que los actuales tengan cabida”. Sumaría un contrato temporal de un máximo de dos años y el contrato por formación. 
La entidad bancaria recupera el modelo de “mochila austríaca” incluido en aquel documento político. Según este sistema, las indemnizaciones por fin de contrato se alimentan de un fondo mixto, al que contribuye la empresa y una cuenta de ahorro individual del propio trabajador. Pero “cuando la remuneración estuviese limitada por el salario mínimo interprofesional (SMI), la contribución a la cuenta de ahorro individual sería realizada por la administración pública”, apunta BBVA, pidiendo que sea la Seguridad Social quien contribuya a la “contratación de los trabajadores peor retribuidos”.

Menos prestaciones por desempleo

Sobre desempleo, el informe “Hacia un mercado de trabajo más eficiente y equitativo” plantea, entre otras cosas, que se debería “condicionar la duración del derecho a percibir prestaciones por desempleo a la posición cíclica de la economía”, lo que significa que en tiempos de bonanza se recorten aún más las prestaciones por desempleo recortadas ya por el PP en el 2012 de forma de que al partir del sexto mes se cobra la mitad. También pide (menos mal) aumentar la dotación presupuestaria destinada a políticas activas de empleo (PAE), reforzar los servicios públicos de empleo y, claro está, estrechar la colaboración con el sector privado. 

Y pide reducir aún más las indemnizaciones por despido: “La indemnización por despido del contrato indefinido sería menor que el coste de finalización del contrato temporal durante los primeros años”. Las razones serían, al menos, dos: “aumentar su atractivo y penalizar a las empresas con una rotación de personal elevada”. 

El salario mínimo 'daña' a los jóvenes

El apartado sobre el empleo juvenil no tiene desperdicio. Considera el informe que “la falta de experiencia laboral de los candidatos y, por tanto, de conocimientos específicos sobre el puesto de trabajo, es otro de los aspectos que dificulta la transición del sistema educativo al mercado de trabajo”. Por ello propone “combinar estudios y trabajo” aunque considera más eficaz eliminar el salario mínimo para los jóvenes: “La existencia de salarios mínimos de convenio comunes para el conjunto de trabajadores habría desincentivado la contratación de jóvenes –sobre todo, de aquellos menos cualificados– al situar su remuneración por encima de su productividad”. Cree por tanto que la garantía de un salario mínimo es una desventaja para los jóvenes españoles.