Eso es lo que está ocurriendo con la campaña electoral que está llevando a cabo Pablo Iglesias y también, la que ejecuta el PP, pues Rajoy sigue flotando por la Moncloa.

Pablo y Mariano tienen un objetivo común: derrotar al PSOE, que desaparezca del mapa y crear un nuevo bipartidismo en donde entre ellos se retroalimenten.

No es cierto que Podemos quiera romper con el bipartidismo, con la casta. Lo que quiere es convertirse en la nueva casta de la izquierda y poder enfrentarse única y exclusivamente al PP.

Si los votantes del PP huelen que Podemos es su rival, irán a votar en masa. Lo mismo ocurrirá con los de Podemos y aquí es donde nos encontramos con el PSOE.

Los socialistas históricamente han sido un partido con familias, nada disciplinados y que tienen una gran facilidad para quedarse en casa si no están realmente apasionados. Sánchez ha perdido la oportunidad de ser presidente, aunque Podemos nunca tuvo intención de apoyarle y seguramente no lo va a ser.

Ni él ni otro líder socialista. Mucho tienen que cambiar las cosas para que el PSOE saque una mayoría importante que necesite pocos apoyos para gobernar.

El perdedor no es Sánchez, le hubiese pasado lo mismo a Eduardo Madina o a la presidenta andaluza. Podemos odia al PSOE y no quiere nada con ellos, sólo que desaparezca del mapa. Por lo tanto todo dependerá de que el tradicional voto socialista no se vaya el día de las elecciones a la playa o a la piscina, ni se quede en su casa. Pero movilizar a ese sector de posibles votantes es difícil, muy difícil.

Pero el papel que podría jugar el PSOE en un futuro gobierno es más que elemental. Podemos ha sabido hacer buenas radiografías de la sociedad española, ha hecho bien el diagnóstico pero no sabe gobernar y así lo están demostrando donde están en puestos de responsabilidad.

En el Ayuntamiento de Madrid no se fía de ellos ni su cabeza de lista, la alcaldesa Carmena… En Valencia apoyan al Gobierno pero no gobiernan… Todavía necesitan un hervor y sobre todo un líder menos prepotente. Un cabeza de lista que no tenga que estar pidiendo perdón cada día… un día porque humilla a un redactor de El Mundo, ahora por lo de la “cal viva” de Felipe Gonzalez… Los españoles no nos merecemos un presidente que vaya pidiendo perdón cada día ni otro que esté siempre bajo las faldas de la mesa camilla.