A principios de semana conocíamos uno de estos sucesos que asombrar y horrorizan por igual. Tras una disputa de tráfico, uno de los implicado, un guardia civil de baja, sacaba su pistola y tiroteaba al otro conductor. El joven de origen marroquí moría en el acto pues, de los seis disparos, cinco impactaron directamente en su cabeza.

Este jueves, este guardia civil ha alegado sufrir un brote psicótico y ha explicado que, en el momento del incidente, creía que estaba matando a un terrorista yihadista. "Fue un efecto de su locura, él estaba convencido de que estaba librando una guerra contra el yihadismo y que todos los moros eran yihadistas", ha revelado a Efe su abogado.

Aconsejado por su abogado, el guardia se acogió a su derecho a no declarar ante el juez que acordó prisión provisional y sin fianza para el agente, acusado de un delito de homicidio. Según su letrado, el agente "no estaba en condiciones y tenía gravemente alterada sus funciones psicológicas", por lo que ha solicitado -al igual que el juez- un informe psicológico del supuesto agresor "para ver cuáles fueron los motivos que le llevaron a hacer esa barbaridad".

Ángel Luis se encontraba de baja laboral por un problema físico y y al parecer nunca lo había estado por un trastorno psicológico. Sin embargo, su letrado explicado que sufría "un grave trastorno psicológico desde hacía 10 días" ya que se acababa de separar de su mujer y se encontraba viviendo en la casa de un hermano que había fallecido tiempo antes y con el que "estaba muy unido".

Positivo en drogas

El acusado dio positivo en el test de drogas a sustancias cannábicas y negativo en el de alcohol tras el tiroteo. Algo que, según su abogado, nunca había sucedido. "Se quedó todo el mundo sorprendido. En la vida había tenido problemas de alcohol o drogas", ha aseverado.

Aunque estaba de baja, al ser por problemas físicos, el agente podía llevar su arma reglamentaria. El problema es que en su coche también llevaba un machete y que esa arma la usó para perseguir y, finalmente, matar a tiros al marroquí. 

Después, el agente se quedó en el lugar y entregó su arma voluntariamente a los compañeros que llegaron para detenerle. Tras lo ocurrido, ha proseguido su letrado, Ángel "sigue mal y se sigue extrañando de estar en prisión, ya que pensaba que le deberían haber condecorado".