Fuentes de la dirección nacional del Partido Popular aseguran a ELPLURAL.COM que en Génova están preocupados porque cada vez que el presidente en funciones pisa territorio de Castilla La Mancha “al partido le pasa algo, estalla un nuevo escándalo de corrupción, o la justicia abre una nueva brecha contra alguno de los nuestros”, aseguran, refiriéndose a los escándalos del exministro de Industria, José Manuel Soria, o de la senadora Rita Barberá, a quien un juez pide que sea imputada en el Supremo por supuesto blanqueo de capitales. Ambos escándalos saltaron a la palestra informativa justamente el día en que Rajoy y María Dolores Cospedal intentaban darse un baño de masas manchegas, ya que “ni en Castilla y León, ni en Valencia, ni en el País Vasco, ni Cataluña, ni...” puede el presidente del PP asomarse al balcón populista, “puesto que su presencia resta, más que suma”, concretan las mismas fuentes.

Soria cayó en Cuenca...

El caso es que Mariano Rajoy aceptó el “paripé” montado por su secretaria general en Cuenca, María Dolores Cospedal, quien organizó el pasado 14 de abril un bonito fotocall en la explanada del parador donde, entre otras vistas, se apreciaba en toda su belleza la hoz del río Huécar y las Casas Colgadas, rebautizadas en su día por la propia Cospedal como “casas colgantes”.

A la misma hora que los presidentes de las diputaciones gobernadas por el PP posaban con su líder, quien expresaba su apoyo inequívoco a estas instituciones, se hacía público que su todavía ministro de Industria “había mentido como un bellaco”, dicen, y quedaba demostrado que, efectivamente, había sido titular de una sociedad en el paraíso fiscal de Jersey. El presidente en funciones, fiel a su mutismo, no dijo ni mu a pesar de la insistencia de los periodistas. Una vez más, Cospedal había fallado en su desesperada búsqueda de minutos de gloria que pudieran redimir su desastrosa gestión al frente del partido, que tantos quebraderos de cabeza está produciendo en las filas “populares”, donde el desánimo es ya la nota dominante.

...Y Rita en El Toboso

Pero aquí no quedó la mala racha del tándem “Rajoy&Cospedal”. Todavía hay más. Este jueves, Mariano Rajoy ha vuelto a aceptar la invitación de María Dolores Cospedal para visitar Castilla La Mancha, tercera gira (el 19 de marzo estuvo en Guadamur para recoger el título de “Persona muy grata”) del presidente en funciones en un mes por tierras de Don Quijote,  y cuando estaba a punto de venirse arriba y ejercer cuan hidalgo cervantino paseando por las calles de la localidad toledana de El Toboso, en compañía de su particular “Dulcinea” Cospedal, un nuevo escándalo le explotaba en las manos. Bueno, más que nuevo, ampliado. El caso es que el titular del Juzgado de Instrucción número 18 de Valencia, que investiga un presunto delito de blanqueo de capitales en el seno del Grupo Popular en el Ayuntamiento de Valencia, ha pedido al Tribunal Supremo la imputación de la senadora Rita Bárbera por presunto blanqueo de hasta 50.000 euros de origen desconocido. Rajoy, fiel a su estilo  silente, que lo ha convertido ya en el “mudito de La Mancha”,  tampoco ha dicho ni mú.

Soraya, menos celosa ahora

Casos que han llevado a destacados líderes del PP castellano-manchego a renombrar a su líder como “El gafe de La Mancha”. Como será el mal fario que desprende Mariano Rajoy en sus visitas a la comunidad, que los “populares” toledanos han hecho circular estos días vía WatsApp un mensaje visual en el que se aprecia la llanura manchega, y en el que se puede leer como pie de foto: “Fijaos si es ancha Castilla que Soria llega hasta Panamá”, en referencia a los negocios del exministro de Industria en el país del canal.

Situaciones que han servido a la enemiga irreconciliable de Cospedal (una más), la vicepresidenta en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, a rebajar su enfado por el gran protagonismo que Mariano Rajoy estaba dando últimamente a Cospedal, ya que los “sorayos” están propagando la idea de que cada vez que el presidente visita Castilla La Mancha “sube el pan”, argumentan. O lo que es lo mismo, lo que eran recelos en pleno fragor de la batalla que mantienen las “número dos” del Gobierno y del partido, se ha transformado en el “cachondeo nacional” protagonizado por la secretaria general, concluyen las mismas fuentes.