De la reunión Rajoy-Puigdemont poco se espera en el plano político. Ambos están enrocados en sus respectivas posiciones, las más que posibles nuevas elecciones les convierten en prisioneros de sus electorados y, además, no está el patio para inventos. Todo y así, el president de la Generalitat lleva una lista de deberes.

Los empresarios catalanes han sido muy claros con Carles Puigdemont: “O lo arreglas tú o lo arreglamos nosotros”, le dijeron hace poco algunos capitanes de empresa de mucho peso en Cataluña. El hartazgo que se vive entre la clase dirigente económica en Cataluña es difícil de recordar. Ni una sola de las organizaciones patronales de importancia está al lado de la independencia. Todas ven con preocupación cómo importantes firmas abandonan suelo catalán para irse a Madrid. 

Es conocida la anécdota del día en que Artur Mas estaba predicando las bondades del proceso a un grupo de hombres de negocios y cuando dijo que una Catalunya independiente sería mejor para los empresarios, uno de ellos soltó “Eso díselo a tu amigo Grífols, que se ha largado a la primera de cambio. Y eso que es de los tuyos, imagínate yo, que soy del PP”.

La lista de la compra que el president se lleva a La Moncloa, pues, tiene un marcado acento empresarial, pero no solo de dinero vive Convergencia. Puigdemont busca salvar lo que pueda del enorme desastre que ha supuesto el proceso. Va a pelo, sin el apoyo de una Esquerra que huye de él como se huye de un apestado. Va sin los presupuestos aprobados. Va con una CDC herida de muerte por la corrupción y en plena noche de los cuchillos largos dentro del partido, con las familias internas más divididas que nunca  y un proceso de refundación más que dudoso.

La lista de Puigdemont

¿Qué le va a pedir, pues, el president a un Rajoy que se las ve venir desde lejos y estás acostumbrado a hacer el Don Tancredo con los miuras, y mucho más con los becerrillos? Nada más y nada menos que todo esto:

- Una quita por parte del estado de la deuda de la Generalitat

- Flexibilización en la aportación del FLA para Cataluña

- Apoyo por parte del gobierno del PP para atraer a Cataluña a posibles empresas e inversores

- Abrir una mesa de diálogo para tratar el principio de ordinalidad recogido en el estatut de Catalunya y las posibles mejoras del encaje de ésta comunidad en España

- Elaboración de una propuesta de pacto fiscal

- Inyección urgente de fondos de carácter finalista destinados a la sanidad catalana, que deberían “venderse” como un pacto social para las personas más débiles económicamente hablando

- Influir en que se “despolitice” la relación estado-Generalitat, haciendo referencia a las imputaciones de Mas, Homs y otros

- Compromiso de no hacer leña del caso Pujol y de otros como el tres por ciento

Dame pan y dime tonto

En resumen: dame pan y dime tonto. Va a pedirle dinero, va a decirle que no piensa ser un problema, que ayer mismo ya dijo que se pasa por el forro el famoso plazo de dieciocho meses para la independencia. Resumiendo, que entre gente de derechas y de orden, todo se puede arreglar.

Lo ridículo es que muchas de éstas peticiones a Rajoy ya le parecen bien, pero el gallego se pregunta qué puede ofrecerle el catalán a cambio. ¿Su exiguo apoyo en el parlamento español a día de hoy? ¿Su menor apoyo, vistas las encuestas, el día de mañana? ¿Una amenaza independentista que ya no se cree ni CDC? Los expertos en política de seguridad insinúan otra cosa. Puigdemont podría añadir a la lista que se comprometería a atar corto a las CUP y al independentismo radical, que se sube por las paredes viendo cómo les han tomado el pelo.

Caso de ser cierto, quedaría probado lo que el veterano dirigente de Iniciativa per Catalunya, Joan Boada dijo ayer, a saber, que los cupaires son los hijos de las familias bien estantes de convergencia y de Esquerra. 

Cosas veredes, amigo Sancho.