La banda británica Stranglers siempre ha ido a contracorriente. En plena efervescencia del punk y aunque vestían como los seguidores de ese estilo, se dedicaron a hacer un rock conceptual, oscuro, de rasgos esquizoides, de magia negra y letras góticas. Crearon, casi sin saberlo, el  género post punk. Y su máxima expresión fue el álbum “Black and White” ahora reeditado y que interpretan completo en la gira que les lleva por toda Inglaterra.

Esta habilidad para permanecer fuera de las escenas imperantes en cada momento les ha ayudado a no quemarse demasiado en un único registro pero también les ha llevado a pasar etapas de cierta incomprensión y bastante soledad. Circunstancias que trajeron consigo la marcha de uno de sus líderes, el carismático Hugh Cornwell.

Minimalismo experimental

Ya hacía un tiempo que había cogido parte de las riendas del grupo el bajista Jean-Jacques Burnell. Su formación clásica imprime a la banda un sello más experimental y minimalista que queda recogido en este “Black and White”, y que representa un cambio de dirección brusco y premonitorio de otros muchos que tendrá el grupo. Electrónica en “Aural Sculpture”, gospel y rock progresivo en “Meninblack” y pop elegante en “La Folie” y “Feline”, por ejemplo.

Además de cambio, hay mucha variedad en este disco. Canciones con sinuosos ritmos de vals perverso como en “Outside Tokyo”, guitarras de instrumentales sesenteros; saxos de free jazz alucinógenos como el de “Hey (Rise of The Robbots)”, bizarría y mordacidad en “Nice´N´ Slealy”, donde se burlan del “Nice´N´easy” de Sinatra o pop siniestro en “Tank “. Todo demuestra que la banda estrangulaba, pero con guantes blancos y negros y canciones de seda.

Sello: United Artist. Precio: 15. Discografía esencial: “Rattus Norvegicus”, “No More Heroes”, “Feline”. Influidos por: Doors, Grateful Dead, Nice. Influyen en: Cure, The National, Thee Oh Sees.