UCD pagó la campaña del PSP de Enrique Tierno para frenar al PSOE en la elecciones generales de 1977; Luis Valls Taberner presidente del banco Popular distribuía entre las fundaciones de los partidos las cantidades que reunían los siete grandes bancos en función de los votos de cada formación; en Cataluña la autonomía era imprescindible, más aún que en el País Vasco; frente al divorcio a la Iglesia lo que le preocupaba era la enseñanza y para analizar el tema de ETA se recurría al análisis de la guerrilla urbana. Estos son algunos apuntes del libro de José Luis Sanchis ¿De qué color llevaba Adolfo Suarez los calcetines?, en cuya edición también ha trabajado Aurora Moya, habitual colaboradora de ELPLURAL.COM.

El hoy veterano mago del marketing político, Sanchis, aterrizó en la Moncloa poco tiempo después de la llegada de Adolfo Suárez, con el cometido de aplicar las nuevas técnicas de imagen que solo se conocían de las campaña USA donde el entonces joven profesional valenciano había trabajado, a fin de colaborar en la creación de un nuevo Gobierno con la convicción y el empeño de democratizar un país que salía de la dictadura.

¿Cómo se hacen unas elecciones generales?

Desde las primeras elecciones de 1976 hasta el golpe militar del 23 de febrero de 1981, Sanchis y su equipo se dedicaron a asesorar y orientar el proceso de lo que se llamaría la Transición. Los informes que elaboraron son la base de este libro editado por Planeta que los reproduce y aborda situaciones de absoluta innovación hasta entonces desconocidas. Por ejemplo: ¿Cómo se hacen unas elecciones generales?

Así se encuentran innumerables joyas en esta obra. Como la obsesión de Suarez porque el PSOE no se hiciera con el poder. Para ello en las primeras generales UCD financió al PSP. Refiere Sanchis: “Tierno fue el caballo de Troya de Suárez que primero se consideró un problema y después se convirtió en una pesadilla. Lo diré en pocas palabras: Suárez pagó parte de la campaña del PSP en las primeras elecciones generales de 1977”.

Tierno le roba votos a Felipe

[[{"fid":"44424","view_mode":"medio_ancho","fields":{},"type":"media","attributes":{"style":"float: left;","class":"img-responsive media-element file-medio-ancho"}}]]Lo cuenta así: “Adolfo nos dijo, antes de que la campaña comenzase: 

«Hay que ayudar a Tierno»

«¿Por qué? ¡Si no es el enemigo!»

«Porque le roba los votos a Felipe», aseveró el presidente.

Tierno y Suárez se reunieron y hablaron. Nosotros mantuvimos un encuentro con Raúl Morodo con Emilio Cassinello y con dos miembros del PSP y fijamos la estrategia. En concreto se les asignó como publicitario a Teófilo Marcos de la agencia Contrapunto”.

El problema es que después no sabían qué hacer con Tierno, relata, y ante la amenaza que luego se haría realidad de su integración en el PSOE pensaron incluso en varias posibilidades para neutralizarlo como nombrarle presidente del Tribunal Constitucional (ver documento). Entre los variados “trucos” para menoscabar su imagen idearon una fórmula despectiva: denominarle “viejo profesor”. Ahí fallaron: el apelativo triunfó y aún hoy se le conoce así con reconocimiento.

Tras las elecciones de 1977 las incógnitas eran muchas y los problemas más : ¿Cuál sería la reacción ante el pacto social? o “¿Cuál sería la actitud de sindicatos y partidos frente a la política de austeridad? El temor de un golpe militar si la situación se deterioraba en exceso estaba latente” (ver documento).

El asunto autonómico

El asunto de Cataluña y País Vasco fue otro quebradero constante de cabeza. “El reconocimiento del hecho autonómico, y de la reivindicación de los 'principios e instituciones' de la Generalitat, es absolutamente indispensable a la vista de los resultados electorales”, dicen los documentos estratégicos de la transición. “Los dos interlocutores del Gobierno para la negociación de estas concesiones son el Sr. Tarradellas y la Asamblea de Parlamentarios. Se ha escogido ya el camino del Sr. Tarradellas, lo que ha permitido engarzar con la legalidad plebiscitada sin reforzar a la oposición”.

En cuanto al País Vasco recomendaban: “Es indispensable el reconocimiento por parte del Gobierno de la fuerza de la reivindicación autonómica, como resultado de las elecciones. Este reconocimiento puede concretarse todavía en el puro terreno de los “gestos”, quedando muchos hitos emocionales por recorrer (presencia del Rey, la bandera, el idioma, etc.). “ (...)Es recomendable, pues, realizar ciertas concesiones en este terreno para reforzar la postura de los partidos de derecha autonómica y restar apoyo a la extrema izquierda...”.

Devolver las instituciones del 32

Y es que como dice Sanchis “la palabra autonomía planeaba sobre las reivindicaciones populares. La verdad es que entonces había que ser valiente para plantear la devolución de las instituciones del 32, el Parlament catalán, el presidente de la Generalitat, el consejo educativo o el Tribunal de Casación...”.

Suárez tenía un extremo interés en estar informado, Relata Sanchís: “Solía preguntar: «¿Qué campañas hay ahora en marcha?». Campañas contra él o contra quien fuera. Pero sobre todo le interesaban los hechos y no se preocupaba demasiado por su imagen. Lo cierto es que disponía de buena información: teníamos sondeos continuos que hacía el Instituto para la Opinión Pública cada tres meses; quería saber todo lo relativo a Felipe González (ver documento) y a su partido y hubo una época en que estaba preocupado por las disensiones internas de UCD, ya en 1980”.

El conflicto con Videla

Se reproducen episodios rocambolescos como el viaje de los Reyes a Argentina en 1978, después de que el jefe del Estado Mayor del Ejército español, teniente general Tomás de Liniers, hubiera impuesto en Buenos Aires al presidente argentino, general Jorge Rafael Videla, la gran cruz del Mérito Militar.

"Liniers había añadido que «Argentina y España sufren ataques, los ataques aviesos del materialismo ateo por unos medios y unos procedimientos que nada nos van a nosotros, a los pueblos de nuestra raza que estamos acostumbrados a luchar siempre cara a cara, hombre a hombre y que, incluso a los vencidos, una vez vencidos, somos capaces de darles la mano»". La polémica estaba servida y "el PSOE en particular, puso el grito en el cielo". Finalmente los Reyes viajaron al país latinoamericano. "El Rey intervino en esa ocasión a favor de ocho presos políticos españoles detenidos".

El libro presenta continuos elementos de sorpresa. Con el secuestro de Javier Rupérez reconoce que se preveía la posibilidad de que se produjera "un ‘juicio popular’ prolongado al estilo Moro o una solicitud de liberación de presos". Por ello se recomendaba que El Gobierno dejara constancia de que no iba a negociar. Añadían: "El asunto es ‘explotable’ en el interior para, contrarrestar campaña ‘torturas’. Romper el tándem PNV-EE".

El primer "golpe de Estado"

Refresca Sanchis la situación que se produjo poco antes del Referendum constitucional cuando un grupo de militares con Tejero al frente, intentó un primer golpe de Estado y cuando poco después Gutierrez Mellado tuvo que arrestar durante un acto castrense en Cartagena al general Juan Atarés, jefe de la Guardia Civil del Levante cuando gritó: «La Constitución es la mayor mentira» y gritó « ¡Arriba España y viva Franco!».

La imagen de Adolfo

Explican los informes estratégicos de la Moncloa: "Nos llamaba la atención que la prensa no se hubiera dado cuenta de la extraña coincidencia de los actos celebrados por los grupos ultraderechistas en homenaje a Franco y la intentona de ‘golpe de mano’. En general la prensa no ha relacionado ambos sucesos".

El temor a la ultraderecha, las acciones de ETA (ver documento), los sucesos de Rentería, el cálculo matemático de la posibilidad de que los rehenes de la banda terrorista siguieran vivos durante los secuestros, los avatares de UCD o el seguimiento del PSOE, son una mínima parte de un relato que arroja luz sobre una serie de años decisivos de nuestra historia de la mano de un archivo inédito y sorprendente. Todo ello sazonado con la preocupación porque Adolfo, el líder que protagonizaba tan complejos años, tuviera una imagen impecable que sirviera de marco a su indudable magnetismo personal. Y termina con el final de la epopeya, cuando Suarez se va.