Con su más que reconocido dominio de las más hábiles técnicas de la comunicación de masas, Pablo Iglesias hizo fortuna en la aún reciente campaña electoral con su repetición, en muchos de sus mítines, de la fórmula del “tic-tac, tic-tac…”, en alusión al poco tiempo que quedaba para desalojar a Mariano Rajoy de la Moncloa y al PP del Gobierno de España.

Aquel “tic-tac, tic-tac…” no era, como muchos creyeron, una creación original de Pablo Iglesias. Al igual que muchas otras formas de nuevo lenguaje político utilizadas por el líder de Podemos y algunos de sus compañeros –“casta”, “empoderamiento popular”, “confluencias”, “círculos”, “proceso constituyente”, “transversalidad” …-, la fórmula del “tic-tac, tic-tac…” es heredera directa de la potente influencia que el chavismo tuvo sobre todo en los orígenes mismos de Podemos como partido.

Hugo Chávez utilizó ya la fórmula del “tic-tac, tic-tac…”. En especial lo hizo en su primera toma de posesión presidencial, en febrero de 1999, aunque lo había hecho ya con anterioridad, para remarcar que con su acceso a la Presidencia de la República de Venezuela no se iba a producir un simple cambio de máximo mandatario sino algo mucho más trascendente.

Transcurridos ahora ya más de cien días desde la celebración de los comicios del 20-D y con apenas poco más de un mes para que corran los plazos que obliguen a la convocatoria de unas nuevas elecciones, el momento del ·tic-tac, tic-tac…” le llega ahora a Podemos, y más en concreto al propio Pablo Iglesias. Porque, visto lo visto estas últimas semanas, está muy claro que Pablo Iglesias es quien manda y decide en Podemos, por muchos “círculos” y “empoderamientos populares” a los que recurra el gran líder.

“Tic-tac, tic-tac…”, en efecto. Habrá que ver qué resultado acabará dando mañana la tan esperada reunión entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Mucho me temo que el “tic-tac, tic-tac…” seguirá sonando, tal vez incluso hasta más allá del plazo fijado para la convocatoria de nuevas elecciones. Con lo que todos cuantos deseamos un cambio político en España tendremos que seguir pegados al reloj, con la esperanza de que más pronto que tarde se cierre este periodo negro de la política española y podamos abrir una nueva etapa de progreso y regeneración, desde la transversalidad derivada de la complejidad de nuestro tan plural y diverso espectro político.