El pasado lunes el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, lanzaba una patata caliente a las filas del PP al dejar caer en una entrevista que con "otro" al frente de ese partido las negociaciones para formar Gobierno serían diferentes. La estrategia surtió efecto y algunas voces dentro del partido recogieron el guante: el expresidente de Murcia, Alberto Garre, habló de "clamor silencioso" en las filas populares para que el presidente "dé un paso atrás". Pero lo más llamativo fueron las prisas de los pesos pesados de la organización para respaldar a su líder y tratar de cerrar el debate lo más rápidamente posible.

Ejercicio de nostalgia aznarista
El mismo día que Rivera abría ese melón la FAES difundía un curioso análisis, al menos por el momento elegido. Cuando más débil está Rajoy, con su aislamiento político evidenciado aún más por el pacto PSOE-C's y con cuestionamientos internos más o menos soterrados, la fundación ideológica del PP se dedica a difundir reivindicaciones del legado... de Aznar. El expresidente está al frente de la fundación pero formalmente ésta sigue al servicio del partido. Obviamente el texto no tiene ni una mala palabra hacia Rajoy... ni buena, simplemente no se le nombra en
un ejercicio de nostalgia aznarista

El análisis El legado de José María Aznar. La obsesión española, escrito por José María Marco, adjudica a Aznar la creación del "centro derecha social" y el fin de la hegemonía del PSOE del Felipe González en las elecciones de 1996, lo que presenta como la recuperación de la "la normalidad democrática". Entonces -como ahora los dirigentes de las fuerzas emergentes- Marco recuerda que Aznar habló "sin demasiada fortuna" de "una 'segunda Transición'” y a partir de ahí hace un elogio de ese PP como "un partido centrado, que los electores, también los jóvenes, reconocieron como tal".

"La tarea básica del nuevo gobierno era el refuerzo de la idea nacional española –en términos políticos, el patriotismo–, que es la condición sine qua non de una actitud centrista", defiende el elogio de Marco, que menciona también la actitud ante las víctimas del terrorismo y el refuerzo de la posición internacional de España con "un reforzamiento del lazo atlántico" con Estados Unidos o con un giro hacia posiciones "pro Israel". Sobre uno de los puntos negros de las legislaturas aznaristas, la guerra de Irak, apenas apunta que "no hubo necesidad de enviar fuerzas al área de combate, al menos hasta la destitución del dictador iraquí y el final de lo que –por desgracia– estaba destinado a ser la primera parte de la Guerra de Iraq". Sobre otros aspectos, como la burbuja inmobiliaria y financiera o la corrupción de aquellos años que se está destapando, no se hace ninguna mención. Habla del crecimiento económico y del empleo pero no de los desequilibrios del modelo de desarrollo basado en deuda privada que pasaron factura con posterioridad y pagan ahora todos los españoles. 

La disputa por el centro

Para FAES, "en el legado menos positivo de los dos mandatos de José María Azar está la ausencia de una reforma laboral y la de una reforma educativa que habrían ajustado el modelo español al siglo XXI", y también lamenta la falta de "medidas sencillas, como la aprobación de algún tipo de regulación de la convivencia de personas del mismo sexo" que habrían "centrado aún más la propuesta del Partido Popular y habrían evitado que los socialistas, más tarde, se apropiaran de una causa estratégica como es la de la homosexualidad y los derechos". El panegírico concluye insistiendo en que Aznar esl"a demostración comprobable de lo provechosa que es una política económica basada en la libertad y en la confianza, y no en la expansión del Estado", subraya que puso a España en el eje de sus políticas y sentencia que "nada de esto habría sido posible sin un partido centrista, nacional y popular en el sentido más profundo de estos tres términos". "Eso, el partido centrista, sintetiza el legado de Aznar. Probablemente, también es el motivo último de la intensidad con que se le recuerda", defiende el texto.

Los que sí citan a Rajoy...
La reivincidación de FAES presentando a Aznar como referente del centrismo puede ser más que discutible pero lleva el debate donde más duele a Rajoy, cuando Rivera y Sánchez se intentan adjudicar ahora ese terreno. Tampoco hay que olvidar que este análisis reivindicativo coincide con otros difundidos desde la órbita de FAES como el GEES o Floridablanca donde se va unos pasos más allá pidiendo abiertamente la cabeza de Rajoy para que sobreviva el PP.  

El propio Aznar lanzó un mensaje en la noche del jueves durante la entrega en Roma del premio "FAES de la libertad" a Giovanni Sartori. El expresidente se remitió a su postura de diciembre durante el Comité Ejecutivo del PP cuando reclamó un "congreso abierto" para elegir a los dirigentes del partido y su rumbo. Apuntó que piensa lo mismo y que desde entonces la preocupación por la situación política del país ha ido en aumento.