Carmen González (d), madre de Diego, el menor de 11 años que se suicidó el pasado mes de octubre en Leganés por un presunto caso de acoso escolar durante la reunión que mantuvo con la Defensora del pueblo, Soledad Becerril. EFE

 

 


La sincera y dura carta que escribió Diego, de 11 años, antes de suicidarse el pasado octubre, ha sido una bofetada recordando que aún pueden existir casos de acoso escolar que se ocultan y pueden llegar a trágicos finales.

Después de que se reabriese la investigación y se conociesen nuevos testimonios del entorno escolar de Diego, el Observatorio Español contra la LGBTfobia ha decidido personarse como acusación particular en el caso ante una supuesta existencia de acoso homófobo.

Indicios de acoso
Según recientes testimonios conocidos, Diego no soportaba la exclusión social y el acoso al que era sometido en su colegio, lo que habría podido derivar en el trágico final. Valeria, una ex compañera de 12 años y que también se cambió de centro, aseguró que Diego era acosado con insultos como “soso, maricón, empollón de mierda”, y denuncia el silencio y la pasividad del centro, incluso recibiendo amenazas para no denunciar la situación.

Por estos testimonios ha decidido el Observatorio entrar en el proceso judicial contra el centro concertado religioso Nuestra Señora de los Ángeles, situado en Leganés, para aclarar las posibles responsabilidades.

El centro y la consejería
Desde el Observatorio contra la LGBTfobia señalan, además de al centro educativo y sus trabajadores, a la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid y anuncian que pedirán su citación para conocer su “grado de participación o de ocultación de elementos indicidiarios ante la familia que hubieran podido evitar lo sucedido”, según ha declara Paco Ramírez, director del Observatorio.

No necesariamente LGBT
Pero que este colectivo LGBT se persone en la causa no significa necesariamente que Diego tuviese una orientación sexual determinada. Ramírez explica que “la LGBTfobia no implica necesariamente que las personas que lo sufren sean LGBT, sino sólo que otras personas lo crean o lo utilicen para insultar, acosar y humillar”.

Aunque, reconoce, es cierto que “muchas veces la causa última del acoso por motivos de LGBTfobia suele estar oculta ante la familia y los profesores, porque los jóvenes no lo denuncian por miedo o vergüenza, o porque incluso no han llegado a la fase de autoaceptación que todas las personas LGBT solemos atravesar”.

Protocolo necesario
Ante este anuncio, el Observatorio también ha vuelto a reclamar a las administraciones locales, autonómicas y nacionales un Protocolo Específico contra el acoso escolar por motivos de orientación sexual o identidad de género con el objetivo de que padres y alumnos dispongan de herramientas eficaces para diagnosticar de forma temprana el acoso y actuar con rapidez y contundencia para atajarlo.