Albert Rivera, líder de Ciudadanos, durante una rueda de prensa en el Congreso - EFE



Las prisas de Albert Rivera por hacerse un hueco en la política nacional le han pasado factura a Ciudadanos, que ha vivido dimisiones, escándalos de fichajes ultraderechistas y crisis internas variadas, la última la del cese de la mitad de concejales en el municipio madrileño de Las Rozas.

En 48 horas dos ediles dimitieron después de que en octubre pasado un tercero fuera forzado a marcharse, según adelanta ABC. A sólo siete meses de la formación de los ayuntamientos, Ciudadanos se ha quedado sin la mitad de los seis ediles de la formación en Las Rozas.

Discrepancias internas
Las concejalas Pilar González e Iria Bouzas entregaron sus actas la semana pasada alegando “discrepancias internas”. En el caso de Iria Bouzas, llevaba sólo dos meses en el cargo después de sustituir en octubre a Pedro Delgado, imputado en un asunto referente a su empresa.

Ambas ediles han desmentido la versión light dada por la dirección del partido, que atribuyó las dimisiones a “incompatibilidades personales” y han hablado de “discrepancias dentro del Grupo Municipal”.

La falta de una estructura consolidada en toda España y las prisas al constituir candidaturas con las que concurrir a las pasadas elecciones autonómicas y municipales han ido pasando factura a partido de Albert Rivera, centrado durante años en la política catalana.

Acusaciones de falta de democracia
A Rivera le han llovido acusaciones de falta de democracia interna y de un fuerte liderazgo. En agosto pasado, la subsecretaria de Organización de Ciudadanos en Cataluña y coordinadora de la agrupación del Baix Llobregat, Francesca Benito, presentó su dimisión por “graves desacuerdos y discrepancias” con la ejecutiva.

La salida de Benito ocurrió en el marco de la reorganización del partido para dar entrada a líderes territoriales. La dirigente de Ciudadanos denunció abuso de poder en medio de filtraciones sobre “malestar” en la Ejecutiva de Ciudadanos por “falta de democracia interna y actitudes dictatoriales” de su máximo líder, Albert Rivera.

Crisis internas y polémicos fichajes
En noviembre pasado, la Junta Directiva de la formación en Valladolid presentó en bloque su dimisión.

Aquella crisis seguía a otras que en estos casos estaban motivadas por fichajes de ultraderechistas, como lo ocurrido en uno de los municipios más grandes de Madrid, Getafe, donde la dirección de tuvo que nombrar una gestora porque exmiembros de Falange y del partido ultraderechista España 2000 controlaban la agrupación.

Algo similar ocurrió en Gijón, donde el número 11 de la formación, Agustín Pérez, era un falangista confeso, admirador de Adolf Hitler.

En otro municipio madrileño, Móstoles, el origen de la crisis fue el cese del cabeza de lista, Pedro Benayes, después de que éste incorporara a personas de su entorno a la lista electoral.

Otras regiones no han estado exentas de crisis, como Asturias, A Coruña y la provincia de León,donde afiliados enviaron una denuncia a la dirección nacional por las “actitudes dictatoriales y poco democráticas” del coordinador provincial del partido, Sadat Maraña.