Blanca Tello. Foto: mYmo



Blanca Tello pertenece a nuestra comunidad de Senior mYmO. Es doctora en Ciencias Geológicas y profesora de Geografía Física y Medio ambiente en la Universidad Autónoma de Madrid desde hace más de 40 años. Blanca ha hecho esta interesante reflexión sobre el envejecimiento poblacional en nuestro país, centrándose especialmente en el papel que van a jugar los baby boomers en los sistemas de jubilación y en las estrategias políticas que requiere dicho fenómeno.

¿Por qué hay cada vez más viejos en España?
Y utilizo la palabra viejo en el sentido estricto que le da la Real Academia de la Lengua como “persona de edad” y añade: “comúnmente puede entenderse como la persona que cumplió los 70 años”. Sin ningún significado peyorativo, incluyo aquí a los mayores, los seniors, los abuelos, los jubilados, los ancianos. Pero ¡qué importa el nombre! me refiero a todos aquellos hombres y mujeres que han alcanzado una edad a partir de la cual la sociedad los olvida, los ningunea, no cuenta con ellos. Quienes lean estas líneas dirán que sí se cuenta con ellos: se les ayuda, se les dirige, se les manipula como si la sociedad fuera un Gran Hermano protector y controlador.

¿Por qué hay cada vez más viejos en España? Esta es una pregunta habitual, entre adultos y jóvenes, cuando miramos a nuestro alrededor y observamos un parque público, una galería comercial o la salida de un colegio. La respuesta es tan simple como brutal: “Porque nos morimos menos”. Los ancianos de antaño, personas de 70 o 75 años, ahora somos personas dinámicas, con ideas e iniciativas, a quienes nos preocupa la política, la economía, el futuro de nuestros hijos. La esperanza de vida al nacimiento en 2013 era de 80,0 años para los hombres y de 85,6 años para las mujeres.



Según el Instituto Nacional de Estadística, el porcentaje de población mayor de 65 años que actualmente representa el 18,2% pasará a ser el 24,9% en 2029 y el 38,7% en 2064. El número de defunciones superará por primera vez al de nacimientos en 2015.


La jubilación de los baby boomers y sus consecuencias
Este envejecimiento poblacional todavía se va a agudizar más en los próximos años. La pirámide poblacional va a cambiar por la explosión de natalidad de la postguerra que produjo un aumento en la población española de 28 millones de habitantes en 1950 a 37 millones en 1981. Ese crecimiento en la tasa de natalidad, apoyado en la mejora de la situación económica, generó un incremento en la población joven que se conoció como baby boom. Este fenómeno se produjo en España con 10 años de retraso respecto a otros países de Europa Occidental y Estados Unidos.


El baby boom (podíamos llamarlo en castellano explosión demográfica) es un fenómeno que se produjo tras la Segunda Guerra Mundial, caracterizado por un enorme incremento de la natalidad. Abarca el periodo comprendido entre 1946 y 1964 y responde a un proceso que se produce habitualmente tras un largo periodo de guerras, durante el cual miles de hombres jóvenes están en el frente, lejos de sus familias. Al terminar los enfrentamientos bélicos, el reagrupamiento familiar junto al inicio de un periodo de paz y de mejora económica dan paso a este incremento de natalidad.


A partir de 2020-2025 se van a ir jubilando en España quienes nacieron en este periodo, hecho que cuestiona la viabilidad del sistema de pensiones. Será necesario que se incremente el número de cotizantes a la Seguridad Social o la búsqueda de otras fuentes de ingresos para que el actual sistema de pensiones sea sostenible. La sociedad debería ver en los mayores a un sector productivo, con tiempo y experiencia, capaz de aportar al entramado social ideas y modelos así como contribuir a la mejora de la productividad y calidad de vida de los ciudadanos.


¿Y, qué piensan los políticos de todo esto?
En la campaña electoral y día tras día los líderes de los distintos partidos nos llenaron la cabeza con sus programas electorales. Sin embargo, muy poco tiempo le dedicaron a los que ya tienen una cierta edad. En muchos casos hablan de dependencia, de protección, de residencias para mayores, de sistemas médicos, de centros de mayores; pero en muy escasas ocasiones hablan de los mayores como un activo, como un sector de la sociedad que tiene mucho que decir.


Si observamos los Consejos de Administración de las grandes empresas españolas vemos que en su mayoría están constituidos por personas mayores de 60 años; nadie puede pensar que están allí por inútiles, más bien al contrario. Las grandes empresas optan por la experiencia y la sabiduría a la hora de gestionar los grandes capitales que representan. Sin embargo, en los cargos medios, en los puestos de responsabilidad de las medianas y pequeñas empresas y, por supuesto, en la Administración cada vez más se tiende a marginar a los mayores, a arrinconar en vida a quienes marcaron nuestro camino.


Tal vez los políticos no sean conscientes de que en las pasadas elecciones frente a un censo aproximado de 34 millones de votantes, 9 millones eran mayores de 65 años. Es decir, uno de cada cuatro votantes es viejo, mayor, anciano o abuelo. Y su voto vale lo mismo que el de un joven ejecutivo o el de una jefa de servicio del Hospital La Paz.


Ha llegado la hora de que nuestros políticos cuenten con los mayores como un potencial activo y desarrollen mecanismos de aprovechamiento de su talento y sus capacidades. El talento no tiene sexo, reza una editorial de El País; y yo añado: El talento no tiene edad, hay que buscarlo, encontrarlo y recuperarlo. Y nada mejor para argumentar esta tesis que acudir a una obra de Cicerón llamada De senectute, la única obra latina dedicada a la vejez y un magnífico modelo sobre cómo envejecer.


En este libro, dos jóvenes se admiran de la intensa actividad desplegada por Catón el Viejo, que ya ha alcanzado los 84 años. Éste da sus famosas razones para no renegar de la vejez y aceptarla como una etapa más de la vida, rica en dones y placeres. Que tales dones y placeres son distintos de los que se goza en otras edades es evidente y a ello se dirigen las reflexiones del libro.


La vejez no aparta de las actividades, dice Catón, porque las cosas grandes no se hacen con la fuerza, la rapidez o la agilidad del cuerpo sino mediante el consejo, la autoridad y la opinión, cosas todas de las que la vejez, lejos de estar huérfana, prodiga en abundancia.


Sería deseable que nuestros políticos leyeran a Cicerón y obraran en consecuencia. Tal vez haya que recuperar los antiguos Consejos de Ancianos para que diseñen un modelo social diferente que tenga presente a una cuarta parte de la población hundida en el olvido.


Gracias Blanca por tu interesante y enriquecedora reflexión. Y también por la ironía con la que has compartido las ideas. Esperemos que los políticos estén a la altura del reto demográfico que vamos a vivir en la sociedad de forma inminente. Y mientras tanto desde mYmO gozamos de tu talento y sabiduría! Feliz día!;-)


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