[[{"type":"media","view_mode":"media_large","fid":"21658","attributes":{"class":"media-image size-full wp-image-360835","typeof":"foaf:Image","style":"","width":"645","height":"374","alt":"Este domingo la Puerta de Alcal\u00e1 de Madrid se "}}]] Este domingo la Puerta de Alcalá de Madrid se 'apagará' para sumarse a la lucha contra el cambio climático. EFE



“No es fácil aprender el lenguaje de las rocas, pero no nos queda más remedio que hacerlo para poder comprender sus mensajes. Requiere mucha práctica, hacer las preguntas adecuadas, y con mucho tacto. Las piedras no cuentan sus secretos a cualquiera. Hay que escucharlas con humildad, porque saben mucho, y porque no es fácil resumir lo que ha ocurrido en tanto tiempo: ¡millones de años.

Océanos y continentes, montañas y llanuras, desiertos y selvas… La configuración de la superficie de la Tierra ha cambiado continuamente. La vida ha surgido y ha evolucionado. Incluso tuvo tiempo de cambiar la composición del agua del mar o de la atmósfera: hace unos miles de millones de años, la propia actividad orgánica, la vida, hizo respirable el aire. Pero este aire que ahora respiramos ha cambiado mucho en el último siglo y está cambiando muy rápido en las últimas décadas. Más de lo normal. Y no es coincidencia, ni algo que cabría esperar de los ciclos naturales. Esta vez es distinto.

El registro geológico, ese archivo de datos que guardan las rocas y sedimentos en su interior, nos cuenta cómo hace millones de años también hubo calentamientos globales, subidas del nivel del mar, procesos catastróficos asociados a los cambios climáticos, extinción de organismos… Pero ninguna especie en concreto inducía esos cambios, ni tampoco se planteaba evitarlos. Ahora sí. Ahora hay un organismo que aumenta escandalosamente su población, que se extiende por toda la superficie del planeta, que esquilma los recursos, que destruye los ecosistemas y reduce la biodiversidad, que induce cambios en la atmósfera induciendo un efecto invernadero. Ese organismo es consciente de lo que hace, cómo, dónde y porqué lo hace. Sabe las consecuencias a corto y medio plazo de sus actos, y sabe que podría evitarlo.

Una de las cosas que hemos aprendido escuchando a las rocas es que lo que la naturaleza crea en miles o millones de años, puede quedar destruido en unas décadas o años. También sabemos cómo evitarlo, y que cuanto antes se actúa para evitar una catástrofe, mayor probabilidad hay de conseguirlo o de minimizar los efectos.

En este sentido, os animo a apoyar la iniciativa de la Alianza por el Clima y a actuar cada cual en su entorno más cercano para contribuir en lo posible a frenar el cambio climático”.

Enrique Díaz Martínez es geólogo e investigador del Instituto Geológico y Minero de España, un organismo público de investigación que cumple la función de servicio geológico en España. Desde 2004, hace 11 años, Enrique trabaja en el estudio y conservación del patrimonio geológico y la geodiversidad, pero antes, desde 1988, y durante 16 años, estuvo estudiando las evidencias de los cambios climáticos en el pasado, y sobre todo de las glaciaciones y los procesos de calentamiento global.