Un hombre, agente de Policía Nacional, ha negado en el juicio que se sigue contra él y otro compañero que agrediera al dolçainer de Obrint Pas Miquel Lluis Gironés tras haber arrojado unos papeles y clínex al suelo, y ha asegurado que no le importó que la víctima le contestase en valenciano: "Si es valenciano me parece correctísimo, pero si es catalán, no", ha aclarado.

Los dos agentes de Policía se enfrentan a una inhabilitación profesional de 10 años por un delito de detención ilegal cometido por funcionario público -según reclama provisionalmente el ministerio fiscal- y al pago de una multa de 3.000 euros. Así mismo, para un policía se piden 1.600 euros más por una falta de lesiones y otra falta de amenazas y vejaciones injustas, informa Europa Press.

Estos dos policías se han sentado este lunes en el banquillo de los acusados de la sección quinta de la Audiencia Provincial de Valencia por presuntamente detener, vejar, amenazar y agredir al dolçainer de Obrint Pas tras haber arrojado varios papeles y clínex al suelo desde su vehículo que tenía estacionado en la calle Massalfassar de Valencia, en el barrio de Benimaclet, el 25 de marzo de 2013.

Según mantiene el fiscal, los agentes se acercaron a la víctima cuando estaba estacionada arrojando unos papeles y le indicaron: "Oye guarro, ¿te has pensado que esto es una papelera?", pero este extremo ha sido negado por ambos acusados. De hecho, uno de ellos ha dicho: "Dudo de que ningún agente sea tan maleducado a la hora de dirigirse a alguien". 

Los agentes han narrado que cuando le recriminaron que tirase cosas al suelo, el dolçainer les contestó con "malas maneras": "Estoy hasta los cojones de ser siempre yo". Ante esta actitud, uno de los policías ha narrado ante el tribunal que le pidieron la documentación y éste se la negó. Así, le cachearon y le localizaron su DNI. Tras ello, le registraron el coche y localizaron un estuche de música que no se podía abrir.

Tras hallarlo, el policía ha indicado que la víctima comenzó a "ponerse nerviosa", y seguidamente notó cómo le empujaba y perdió el equilibrio. "Entonces mi compañero se abalanzó sobre él y lo detuvimos. Le redujimos y le engrilletamos". Seguidamente le metieron en el vehículo policial y se lo llevaron, pero ha negado que durante ese tiempo le agredieran o les molestase que el joven les hablase en valenciano -en el atestado señalaron que el idioma usado por el detenido era el valenciano-.

“Él -ha añadido- no paraba de hablar y nos amenazó con publicar los hechos en un periódico y con denunciarnos. Estaba alterado, no asustado". Preguntado de nuevo por si no le molesta que le hablen en valenciano -tal y como sí mantiene el fiscal- el acusado ha querido hacer una aclaración: "A mí no me molesta que me hablen valenciano, soy valenciano y estoy orgulloso de serlo. Si es valenciano me parece correctísimo, pero si es catalán, no". También ha puesto como ejemplo que su hija va a la guardería en valenciano: "No tengo ningún problema con el idioma", ha sentenciado.

El otro agente acusado ha coincidido en su declaración con su compañero en el empujón que propinó la víctima, en la resistencia que prestó y ha subrayado que "en ningún momento" le pidieron que les hablase en castellano. "Nos sentimos un poco coaccionados, amedrentados e intimidados por las cosas que nos decía", ha subrayado. Preguntado por el valenciano, ha dicho: "A mí no me ofende que me hablen en valenciano porque soy valenciano". En total, la víctima estuvo arrestada cinco horas. 

La versión de estos agentes dista mucho de la que ha ofrecido la víctima al tribunal. El dolçainer, quien ha descrito esta experiencia como la "peor" de su vida, ha negado que empujase al policía --"no tengo por costumbre ir empujando a la gente", ha aclarado-- o que ofreciera algún tipo de resistencia. De hecho, ha manifestado que les mostró su DNI voluntariamente. Tras dirigirse a ellos en valenciano, ha aseverado que los agentes le dijeron: "Encima es catalán, valenciano o lo que sea. Es una falta de respeto contestar en valenciano si te hablan en castellano", ha reproducido.

Cuando el agente encontró su estuche de música, ha afirmado que alargó la mano para cogerlo y evitar que lo rompiera, pero entonces el compañero le dio un "manotazo". Seguidamente le cogió y le introdujo en el coche policial, y desde allí se introdujo y dio "puñetazos" en la cabeza. "Me puse a llorar y le pregunté qué hacía -ha afirmado visiblemente emocionado-". 

En ese instante, tras la agresión, la víctima ha afirmado que se dirigió a los agentes en valenciano, y entonces uno de ellos le contestó: "Sois todos iguales, ahora sí hablas en castellano", y luego le comentó que si el episodio salía en prensa, tendría que "irse" de Valencia. 

Por su parte, ha testificado en el juicio un hombre, vecino de la calle en la que se registraron los hechos, y que ha dicho que pudo ver algo desde el balcón de su vivienda, ubicada en un quinto piso. Ha expuesto que observó a los dos agentes y a la víctima, que "parecía más asustada que otra cosa". Tampoco vio que ésta se opusiera a nada, según ha manifestado.

Así mismo, ha indicado que vio cómo uno de los policías introducía a la víctima en el coche, y luego se metía él medio cuerpo y pudo ver cómo el coche se movía: "Entró medio cuerpo, el coche se movía, salió y luego volvió a hacerlo. Dos veces pasó lo mismo", ha aseverado.