Baltasar Garzón ante la corte de Justicia de Senegal con las víctimas del dictador Hissène Habré.



La jornada prometía ser intensa, no cabía duda. La apretada agenda de Baltasar Garzón en su visita a Dakar para asistir al histórico juicio contra Hissène Habré era el reflejo de la gran expectación que su presencia despertaba entre autoridades y medios de comunicación senegaleses.

El apodado “Pinochet Africano” compartiría sala con el juez instructor que desempolvó de los libros de Derecho una herramienta que a finales de los 90 era casi desconocida: la Jurisdicción Universal. Hissène Habré coincide en pocas cosas con el dictador chileno pero lo suficiente para justificar su sobrenombre: los dos recibieron el apoyo de Estados Unidos y ambos, siendo ex jefes de Estado, se dieron de bruces con la jurisdicción universal.

El hombre de Human Rights Watch
Ésta era una de las reflexiones a las que llegó durante la conferencia de prensa el pasado lunes, Reed Brody, el hombre de Human Rights Watch que ha impulsado junto con las víctimas este trascendental proceso.

Con el ministro de Justicia
Brody no se separó de Garzón en todo el día. La mañana había comenzado con una reunión en el Ministerio de Justicia. El titular de la cartera, Sidiki Kaba, que además es presidente de la Asamblea de Estados Parte de la Corte Penal Internacional, acogió junto al resto de su gabinete a Baltasar Garzón en su despacho. El Sr. Kaba es un referente en la defensa de los Derechos Humanos que al llegar al Gobierno no olvidó su pasado activista.

Más de 40.000 víctimas
La aventura judicial en la que se embarcaron las víctimas de Hissène Habré comenzó el día en que interpusieron una querella por crímenes de lesa humanidad, guerra y torturas en Dakar, por ser la residencia del presunto autor y ex dirigente chadiano. Su gobierno de terror se prolongó entre 1982 y 1990 y presumiblemente dejó tras de sí a más de 40.000 víctimas. El actual ministro trabajó en el caso desde su comienzo.

La voluntad política, clave
Ahora su posición es muy distinta; no se contempla como parte del proceso, pero su cometido es igualmente trascendental: asegurar la seguridad y la buena marcha del juicio. Sidiki Kaba es una prueba de que la voluntad política es clave para eliminar obstrucciones indebidas que dificulten la acción de la justicia, especialmente si se trata de un caso de jurisdicción universal.

Baltasar Garzón con el ministro de Justicia de Dakar, Sidiki Kaba



La fuente de inspiración
Baltasar Garzón concluyó la reunión constatando el compromiso y su mutua admiración al escuchar de boca del ministro que la orden de arresto contra Pinochet fue sin duda la fuente de inspiración que había permitido sentar al ex dictador del Chad en el banquillo.

Ya en la sala
A poca distancia se encontraba el Palacio de Justicia de Dakar. La gran sala número 4 recibía a Garzón con la vista oral ya iniciada. Tomó asiento junto a Reed para seguir con atención el testimonio del primer testigo del día. Frente a él los tres jueces flanqueados por la fiscalía y el secretario judicial en sendos extremos.

Habré, en primera fila
A la misma altura del público, en primera fila, se hallaba Hissène Habré: una figura inmóvil ataviada con el boubou, una túnica blanca tradicional del norte del Chad. A su derecha, sus abogados de oficio.

“¿Cómo se atreve?”
Baltasar se congratuló al ver cómo el testigo, ya anciano, respondía a las preguntas capciosas de los abogados de la defensa: “¿Cómo se atreve a vulnerar la presunción de inocencia de un jefe de Estado?” – le vinieron a decir – “¿Y no es acaso un ciudadano normal que debe responder ante la justicia?” – respondió el damnificado.

El hermano del presidente
El segundo testimonio llegó entrado ya el mediodía. La expectación era máxima ya que se trataba de Omar Déby, el hermano del actual presidente del Chad, Idriss Déby. Desde que Hissène Habré perdió el poder en 1990, no ha habido otro mandatario aparte de Idriss Déby. Se le acusaba de perpetuar fórmulas poco democráticas para su país y de haber sido autor de masacres cuando ostentaba cargos de responsabilidad en el Gobierno de Habré antes de rebelarse contra éste.

Una familia masacrada
El testigo, no obstante, no quiso poner el acento en los hechos que tantos adjudican a su hermano. Más bien relató sus vivencias cuando, con apenas once años, vio como las fuerzas del orden de Hissène Habré tomaban su casa a las 4 de la madrugada para detener y masacrar a buena parte de su familia.

Con las víctimas
El receso decretado por el presidente de la Sala Especial Africana dio pasó a uno de los momentos más reseñables de la visita: el almuerzo entre Baltasar Garzón y las víctimas. Mientras la mesa iba nutriéndose de algunos de los ejemplos más típicos de la cocina senegalesa, Garzón dio la enhorabuena a los comensales ya que claramente eran los arquitectos de este proceso.



Gratitud por el caso Pinochet
La respuesta fue unánime tanto por parte de los letrados de la acusación particular como por los representantes de las víctimas: “el caso Pinochet fue la gran inspiración que ha hecho posible el juicio que ahora les ocupa”. Así dieron las gracias a Garzón por su apoyo y reconocida lucha contra la impunidad.

Con periodistas y ONG
Los periodistas aprovechaban cada descanso entre las sesiones para preguntar a Garzón. También se agolparon antes y después de la concurrida rueda de prensa en un hotel de Dakar. En dicho evento compartió mesa con Alioune Tine, de Amnistía Internacional; Clément Abaifouta, representante de las víctimas, y Reed Brody. En su exposición repasó la evolución histórica de la jurisdicción universal y su experiencia personal cuando emitió la orden de arresto internacional contra Galtieri en Argentina, seguida por la de Scilingo y más tarde la tan célebre resolución por la que se detuvo a Pinochet.

“Los dictadores sin poder son cobardes”
Al preguntarle por su impresión de la sesión matinal del juicio compartió su alegría al comprobar que los estándares internacionales se estaban respetando tanto en la participación de las víctimas como en el derecho de defensa del acusado en el marco de un tribunal imparcial, independiente y totalmente legítimo. Concluyó calificando la actitud de Hissène Habré escondido detrás de sus gafas de sol y su voluminoso atuendo diciendo que “los dictadores son valientes cuando tiene el poder y cobardes cuando lo pierden”.

La terrible violación
La sesión vespertina del juicio estuvo cargada de emociones. Una valiente testigo quiso declarar en sesión abierta sobre las cuatro ocasiones en que fue violada por Hissène Habré hasta ser torturada por negarse recibiendo punzadas en su sexo. Lejos del respeto que un testimonio tan delicado merece, los abogados de la defensa avivaron una atmósfera de revictimización que culminó con los aplausos de los partidarios del acusado mientras abandonaba la sala con brazos en alto en señal de victoria sin esperar a que los jueces y la testigo salieran del lugar. El mal sabor de boca se extendió entre Garzón, Reed Brody y su equipo.

Compañeros contra la impunidad
Ya a punto de terminar, sólo quedaba una reunión: la fiscalía del tribunal. Mbacké Fall, Fiscal General de la Sala y su equipo recibieron a Baltasar para intercambiar la admiración y elogios que unos operadores jurídicos se deben trabajando a miles de kilómetros por una misma causa: la lucha contra la impunidad y la defensa de la verdad y de las víctimas.

El compromiso de Garzón
El viaje relámpago de Baltasar Garzón concluyó después de haber compartido visión e impresiones con damnificados, testigos, autoridades, miembros de la sociedad civil y periodistas. Dijo que cumplía con el compromiso al que se adhirió hace años y que hoy FIBGAR, la fundación que preside, proyecta como gran objetivo: la promoción de la jurisdicción universal como instrumento adecuado en la búsqueda de justicia y la lucha contra la impunidad.