Desde este medio lo veníamos anunciando. La situación de la juez Alaya al frente de las macrocausas estaba siendo muy complicada y su continuidad se hallaba en el alero. Muchas son las causas que han llevado a su exclusión. Por una parte ha sido una decisión personal de la propia magistrada al solicitar, y luego lograr, una plaza en la Audiencia provincial de Sevilla. Como informó este medio, el propio presidente del TSJA, Lorenzo del Río, admitió recientemente que el “problema” del juzgado de los ERE surgió porque Alaya “decidió cambiar” de destino, advirtiendo de que tras el cambio de titular "salió a relucir una falta de sintonía o de colaboración" que tendrían que valorar los órganos de gobierno. Y así ha sido.

Ataques a su sustituta y malas relaciones con los compañeros
A ello hay que sumarle un gota fruto de su peculiar carácter que han terminado por hacer rebosar el vaso. Metió la pata hasta límites insospechables, sorprendiendo a propios y extraños en la judicatura, con sus ataques personales y profesionales a la nueva titular que le sustituyó, María Núñez Bolaños. La llegó incluso a acusar de profunda amistad con el consejero Emilio de Llera, persona que por su veteranía en la carrera judicial y carácter goza de numerosas amistades en el mundo de la Justicia. Prácticamente desde que Núñez Bolaños tomara posesión, Alaya inició una guerra, para muchos "sucia", contra la nueva jueza. Fuego a la gasolina echó Alaya con sus escritos díscolos a los órganos superiores. Tampoco ha ayudado a su permanencia las malas relaciones con compañeros tanto jueces como abogados.

Dilación de las causas, ambición desmedida y peculiar manera de entender los casos
Un elemento que ha sido decisorio en este devenir que le ha llevado a su separación de las instrucciones que inició ha sido la dilación y la eternización de sus causas, todas inconclusas y sin visos de ser finiquitadas. Algunas como los EREs, comenzaron en 2011 y acumulan ya 263 imputados. Sumemos a todo esto una indisimulada ambición desmedida por acumular causas y no será explicable porque esta decisión no se adoptó antes. Su deseo de acapararlo todo se mostraba en sus decisiones por no separar en piezas los macroproceso, no querer compartir trabajo y rechazar el refuerzo de otros jueces así como una "especial" manera de entender la causa de los EREs,muy basada en la confabulación política. Ese cócktail lesivo han dado como resultado que sea apartada de todos estos casos.

El TSJA decide apartarla
Las consecuencias han derivado hoy en el hecho de que la Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) haya acordado, por unanimidad, que la juez Mercedes Alaya no instruya el caso de los ERE ni ninguna de las otras macrocausas que comenzó, como los cursos de formación, una vez que logró la plaza de la Audiencia de Sevilla que solicitó.

La última palabra la tiene el CGPJ
En su acuerdo, el TSJA considera que la medida de apoyo al juzgado de instrucción 6 de Sevilla, que instruye los ERE y cuya titular desde junio es María Núñez, quede limitada a la comisión de servicio que ya viene desarrollando el magistrado de refuerzo Álvaro Martín, según ha informado el Alto Tribunal en un comunicado. La propuesta del TSJA se somete "a la consideración del Consejo General del Poder Judicial", el órgano que tiene la última palabra sobre las comisiones de servicio judiciales y que en junio propuso dos comisiones de servicio para el juzgado, una para Alaya y otra para que Álvaro Martín se hiciera cargo de los asuntos ordinarios.

Descalificó a su sucesora
La comisión aprobada por el Consejo concedía a Alaya la instrucción de los ERE y el delito societario de Mercasevilla, pero a la magistrada le pareció insuficiente y pidió que le dieran también los cursos de formación y los avales de la Junta a empresas, aunque finalmente no instruirá ningún caso. Para hacer valer su idoneidad como instructora en todas las macrocausas, Alaya remitió un escrito al Consejo en el que descalificaba a su sucesora por su "estrecha amistad" con el consejero andaluz de Justicia, Emilio de Llera, y dudaba de sus conocimientos para la instrucción penal.

Medidas de refuerzo y de colaboración futura pero sin Alaya
Tras analizar y valorar las circunstancias que se han producido en este caso, el TSJA propone que la medida de apoyo judicial quede limitada a la comisión de servicio que ya ejerce Álvaro Martín, que quedará integrado plenamente en el refuerzo para la tramitación de las diligencias previas de los ERE, los cursos y los avales. "Todo ello, sin perjuicio de otras medidas de refuerzo y de colaboración futura", precisa el TSJA.

"Vicisitudes posteriores" y "especiales circunstancias"
La Sala de Gobierno del Alto Tribunal "entiende conveniente el plan de refuerzo inicialmente diseñado" para el juzgado de instrucción 6, "pero debe variar por las especiales circunstancias que concurren, determinadas por vicisitudes posteriores al primitivo acuerdo de 23 de junio". El TSJA, en su nota de prensa, no explica las "especiales circunstancias" que concurren en este caso. Tras ese acuerdo, Alaya remitió el escrito crítico con su sucesora, que en julio dividió el caso de los ERE en contra del criterio que siempre sostuvo su antecesora.

El TSJA evidenció "falta de voluntad de colaborar" en Alaya con su sustituta
Tras el escrito crítico de Alaya, el TSJA pidió al Poder Judicial que valorara la "falta de voluntad de colaborar" de la magistrada con Núñez, aunque no propuso un cambio en la comisión de servicio que se había aprobado, lo que se ha pospuesto hasta ahora y para lo que se ha esgrimido que la causa de los ERE se dividió en julio pasado. En otro escrito, Alaya también criticaba al juez que ella tenía de apoyo, Álvaro Martín, y reprochaba al TSJA que tomara las medidas de refuerzo "sin tener el menor conocimiento" de la situación del juzgado ni de las macrocausas que instruía.

La juez Nuñez avisó de que no necesitaba a Alaya en el juzgado
Esos escritos, según han señalado fuentes judiciales, han sido los que han provocado el retraso en la decisión sobre el destino de Alaya, que, mientras tanto, trabaja en la sección séptima de la Audiencia, la que resuelve los recursos de los ERE. La juez Núñez, por su parte, remitió otro escrito en el que aseguraba que no necesitaba a Alaya en el juzgado y que sí requería más funcionarios para las numerosas macrocausas que se tramitan.

Alaya estaba segura de que iba a continuar con las macrocausas
Alaya le han fallado las promesas desde la judicatura de que iba a continuar con las macrocausas. Tan segura estaba de que podría seguir con los casos, que la juez prometió invitar en un bar a sus fieles funcionarios de su juzgado sevillano. De pasar a disponer de un despacho propio y marcar su agenda, Alaya ha pasado a compartir un cuarto con otros tres magistrados y a estar bajo la dirección de otro juez en un órgano colegiado. Con dos policías que le escoltan desde que sale de su casa hasta que regresa, Alaya se tendrá que limitar a trabajar en la Audiencia y dejará de acaparar portadas de periódicos y de telediarios.