Francisco Franco y Juan Carlos I en una captura del NODO



“No tenía tiempo de pensar en el sexo, el poder ya es una droga”. Con estas palabras Carmen Martínez Bordiú lanzaba balones fuera el pasado miércoles cuando Bertin Osborne le preguntó si su abuelo, el dictador Francisco Franco, era bisexual. Lejos de zanjar las dudas sobre su sexualidad, Bordiú consiguió crear aún más misterio sobre las intimidades del Generalísimo.

Lo cierto es que son muy pocos los historiadores y periodistas que se han atrevido a plasmar blanco sobre negro sus teorías sobre la sexualidad del dictador pese a que en internet cada vez son más los foros que se cuestionan si Franco era homosexual, bisexual, monórquido o impotente. Desde luego, hay teorías para todos los gustos.

El dictador monórquido
En La Señora de El Pardo, Ramón Garriga, autor de varias biografías de los Franco, se inclina por pensar que Francisco Franco perdió un testículo en el verano de 1916, durante la sangrienta guerra de África. “En el caso que nos interesa se hablaba de que la gravísima herida sufrida por el general en 1916, en el abdomen, lo había dejado incapacitado para procrear. Al parecer, todo era normal en el acto sexual, pero algo fallaba en el líquido seminal que impedía que la operación terminara con un feliz engendramiento; los expertos definen esos casos como esterilidad temporal».

Ese “algo” -según explicó Garriga al diario El Mundo en mayo de 2009-, impedía a Franco procrear podía ser precisamente la ausencia de un testículo, lo cual, sin convertirle necesariamente en un hombre estéril, reducía su fertilidad hasta el punto de explicar por qué había sido padre de una sola criatura, cuando la mayoría de sus compañeros lo eran entonces de familias numerosas.

La paternidad de Carmencita
Incluso, hay historiadores que dudan de la paternidad de Carmencita. Tal y como recordó José María Zavala, fue José Luis de de Vilallonga, biógrafo del Rey Juan Carlos, el primero en atribuir a Ramón Franco la paternidad de Carmen. Más explícito aún, si cabe, es el del falangista Ángel Alcázar de Velasco, amigo de Ramón Franco y seguidor fiel de sus increíbles peripecias: “La hija de Francisco era hija de Ramón y no de él. Esa hija era de Ramón y de La Gaviota. Esta chica (La Gaviota) era una gallega, sin padre conocido. Pobre mujer. A los 12 años se fue a La Coruña. Dormía en la calle. Fue a una casa de putas y, como tenía las piernas largas, la llamaban La Gaviota. La muchacha encontró un indiano viejo. Murió el indiano. Se pensó si la chica le daría alguna pócima. Se marchó a Algeciras. Entró en una casa de fulanas llamada La Inglesa. Como era alta, la llamaron La Garza. Ramón la encontró. Se lió con ella. Se la llevó a su casa. Como era muy celoso, la pegaba”.

“Paquita” es casto
Aunque en Franco Confidencial la periodista Pilar Eyre no llega tan lejos, sí que apunta que el hombre que sometió a España durante casi 40 años era víctima de un “complejo de Edipo” y del “maltrato” durante su infancia por parte de su padre, que le llamaba “paquita” y “marica”. Según Eyre, Franco también era un hombre frío “con una vida sexual inactiva que después de engendrar a su hija no volvió a tener relaciones sexuales ni con su mujer ni con nadie”.

“Lo sé con total certeza, porque Franco perdió un testículo en África, pero además hay un detalle de su anatomía que nadie conoce y que explica su idiosincrasia: tenía una fimosis muy acentuada, el prepucio muy cerrado, lo que me permite deducir, por mi larga experiencia en estos casos, que su vida sexual fue inactiva”, agrega la periodista.