El nuevo presidente de Volkswagen, Matthias Müller, anunció hoy ante trabajadores de la compañía que el grupo revisará todas las inversiones previstas y "cancelará o aplazará las que no sean estrictamente necesarias" tras el escándalo de la manipulación de las emisiones contaminantes.

"Seré muy claro: esto va a ser doloroso", manifestó Müller ante alrededor de 20.000 empleados reunidos en la sede central de Wolfsburgo, en la primera asamblea convocada desde que salió a la luz el trucaje en motores diésel de once millones de vehículos.

Según explicó, el plan de eficiencia diseñado por su predecesor en el cargo, Martin Winterkorn, quien dimitió por el escándalo, debe ser reajustado, pero el objetivo de VW es mantener su política de puestos de trabajo "seguros y de calidad".

Müller prometió a sus empleados una aclaración "rápida y sin miramientos" de todo lo sucedido y aseguró que los once millones de vehículos afectados por las manipulaciones pueden circular sin problemas, ya que nunca se puso en peligro la seguridad de los clientes de VW.

Por su parte, el presidente del comité de empresa de Volkswagen, Bernd Osterloh, informó hoy a los empleados de la compañía de que el escándalo de los motores manipulados para trucar las emisiones en algunos modelos no tiene "por el momento" consecuencias para los puestos de trabajo del grupo.

"Por el momento, ésa es la buena noticia, todavía no hay consecuencias para los puestos de trabajo", manifestó Osterloh, quien señaló que el objetivo es "hacer todo lo posible" para garantizar todos los empleos.

Pese a los mensajes de tranquilidad que ha intentando transmitir Müller, el pánico está instalado en SEAT desde el primer día, como explicaron a este periódico los sindicatos responsables de la fábrica de Martorell. En su caso, la inversión prometida era de 3.300 millones de euros y podría encajar dentro de aquellas que "no sean estrictamente necesarias". Sobre todo teniendo en cuenta que sus prioridades ahora mismo son la milmillonaria multa que afronta en Estados Unidos y los gastos derivados del trucaje de los motores.

Desde UGT, su secretario general en SEAT, Matías Carnero, ya avisó de que la inversión "corre peligro". Lo que, junto “desconfianza del cliente, que puede optar por otras marcas” podía suponer una consecuente “pérdida de empleos”.