España, según el último informe publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo, es el país con mayor tasa de jóvenes resignados a aceptar trabajos a tiempo parcial, conocidos por minijobs. El 22% de los chicos y chicas de entre 15 y 24 años se emplea de forma cuasi obligatoria en trabajos mal o poco remunerados, en comparación con el 4% de la OCDE. No se potencia el trabajo cualificado, que básicamente escasea. Hay poca formación complementaria en el puesto de trabajo.  Hay 10 millones de adultos que están poco cualificados. Así como un elevado número de  ninis y de desempleados de larga duración.

Desde la organización apuntan que las tasas de desempleo son muy altas y existe desinformación y desconocimiento sobre las oportunidades de empleo y de inserción laboral, generalmente burocratizado por las Instituciones y de escasa atención personalizada.

El estudio incide en la diferencia de clases, distinguiendo entre incluidos y excluidos por el sistema. Dentro de los integrados se encuentran trabajadores fijos, con buenos salarios y seguridad laboral. Por su parte, los más expuestos a la inestabilidad son personas con trabajos temporales, a menudo poco productivos, salarios más bajos y alternando frecuentemente los periodos de empleo temporal con las fases de desempleo. Aquel empleo suele ser alrededor de 15 horas a la semana, que se pagan a 400 euros al mes, y que a veces no se complementa con otro minijob , que impide por consiguiente que se independicen de la casa de sus padres o que asuman un alquiler. Esta clase de trabajadores en España está a la cabeza, por encima de países como Italia o Grecia.



Excluidos
Tres de cada cuatro jóvenes trabaja con un contrato temporal. Un 71% de los jóvenes contratados lo son para un tiempo muy concreto. En este sentido, se podría ubicar en este campo a aquellos jóvenes contratados generalmente por la Administración Pública (autonomías, ayuntamientos o diputaciones) por un periodo de seis meses, gracias a las ayudas europeas que fomentan el empleo juvenil. Éstos hacen un trabajo por unos meses, sin preverse su contratación a medio plazo, cubren una baja por maternidad, o bien efectúan un contrato por obra y servicio. El 29% restante es el que posee un contrato fijo e indefinido.

Asimismo, la Organización de países desarrollados pone la puntilla en la falta de competencias de los universitarios españoles. Alega que el nivel de un universitario español es similar al de un alumno de bachillerado de una decena de países. “Son pocos los jóvenes que han adquirido el alto nivel de cualificación profesional necesario para integrarse en la economía y en la sociedad y un gran número de estudiantes obtiene un título en ámbitos de estudio que no responden a las exigencias del mercado laboral, por ejemplo, en Humanidades y Ciencias Sociales” apunta la OCDE.

Advierte de que dada la falta de ofertas de empleo, muchos jóvenes aceptan cualquier trabajo. “El subempleo puede provocar una autoestima significativamente más baja, una menor productividad y el riesgo de padecer pobreza aunque se disponga de empleo. Los jóvenes de ahora ganan menos que los jóvenes del pasado, han pasado de los 1.220 euros mensuales a los 890 euros. Un descenso de un 35%” indica el informe.

Los ninis, personas que ni estudian ni trabajan, alcanzan el 20%. Es decir, uno de cada cinco. No significa que al ser nini, no estudien o trabajen por elección propia, sino que nadie les ofrece una oportunidad para desarrollarse y trabajar.

Una cuarta parte de los alumnos abandona la escuela antes los 16, es decir, de la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO). Un tercio de los estudiantes repite curso, y casi una cuarta parte finaliza sus estudios dos años más tarde que muchos de sus compañeros.

Por último, el informe hace hincapié en las diferencias entre las autonomías. Se incrementa la brecha entre los titulados en comunidades autónomas como el País Vasco frente a Extremadura, Murcia o Baleares, donde generalmente el rendimiento de los estudiantes es bastante inferior. Jóvenes y adultos españoles que corren el riesgo de ser marginados sociales.