El veterano diputado izquierdista Jeremy Corbyn. EFE



Tras el fracaso de las últimas elecciones celebradas en el Reino Unido donde, en contra de las previsiones demoscópicas, repitió triunfo Cameron con más holgura de la prevista, estaba pendiente el relevo de Ed Miliband como máximo responsable del Partido Laborista. Se da la circunstancia de que, mientras el mensaje del reelegido primer ministro británico sigue centrado en la austeridad, los recortes y un acercamiento a los mensajes xenófobos del UKIP en materia de inmigración, los laboristas parecen volver a 'los orígenes' a la vista de los resultados de la elección interna.

Finalmente se ha hecho con las riendas de la formación Jeremy Corbyn, el más contundente contra las políticas de austeridad del Gobierno británico y situado en el ala más izquierdista del laborismo.

Cambio de rumbo
Da la impresión de que con la llegada de Corbyn (que se impuso en las votaciones a los otros tres aspirantes, Andy Burnh, Liz Kendall y Yvette Cooper) los laboristas recuperan alguna de las esencias de la socialdemocracia europea. De hecho, con sus 66 años, bastantes más que sus contrincantes de partido, Corbyn con mensajes como que trabajará por “una economía que funcione para todos” ha logrado conquistar a miles de voluntarios que le han ayudado a auparse hasta la cúpula de su partido.

El candidato 'indignado'
El nuevo máximo responsable del partido Laborista se ha caracterizado por las críticas que en su momento lanzó contra el anterior líder. Por esto, en algunos medios de comunicación le colocaron el adjetivo de candidato “indignado” precisamente por su contundencia frente a los entonces dirigentes de la formación.

Uno de los temores que pululaban hoy en el seno de su grupo era la posible ruptura sin solución en dos. Sin embargo, el propio Corbyn ha dejado claro que el objetivo es aunar posturas con la vista puesta en las elecciones de 2020.

Por delante tiene cinco años. Un plazo de tiempo suficiente para evitar que el partido Laborista siga transitando por la travesía en el desierto en la que se encuentra desde que Gordon Brown perdió las elecciones en 2010.