Me cuenta cosas un buen amigo mío, ordenanza en el Palau de la Generalitat.

- No se imagina las caras que tienen todos. Mas tiene ataques de pánico cada vez que ve una encuesta. Ortega no encuentra sinónimos exultantes respecto al proceso. Felip Puig, Conseller de Empresa, se tira de los pocos pelos que le quedan al ver que Catalunya no hay empresas ni empresarios que no le echen la bronca.

- Estamos en un fin de ciclo. O en un inicio, no se sabe aún. ¡Qué tiempos, Pere, qué tiempos!


Mi amigo se llamaba Pedro Pérez, pero ahora se llama Pere Pereç, como Miquel Calzada, Mikimoto, que pasó a ser Miquel Calçada. No le ha ido mal: de locutor en Catalunya Ràdio a propietario de cadena de radio, Flaix FM, Comisario del extinto Tricentenario y candidato áulico en la lista del Junts Pel Sí.

Mi amigo suspira. Vino de su pueblo con la esperanza de encontrar una región más europea y más moderna, y ha acabado en la Catalunya del general carlista Savalls.

 

- Ahí tiene a los de Súmate, castellano parlantes que dan apoyo a Mas. Sólo han conseguido colocar a uno de los suyos. Si mira la lista entera no hay Garcías, Fernández ni López.

- Será porque los suyos son los otros.

- Para ése viaje no hacían falta alforjas. ¿Y el discursito de doña Montserrat Carulla, actriz que también va en la lista? Ése que dice que los que vinimos del resto de España a ganarnos el pan aquí lo hicimos porque Franco nos metió en un tren. ¡Franco, a mí, nieto de republicano asesinado en una cuneta por ser maestro de pueblo! ¿Qué diría sí levantara la cabeza?

- No sé – digo, intentando consolarlo – a lo mejor se alegraría de que la lista de Mas la presidiese un comunista como Romeva.


Mi amigo estalla en una amarga carcajada.

 

 

- ¿Usted también se ha tragado ése cuento? Ay, don Miguel, Romeva es un rojo de salón. Nadie de izquierdas será nunca aceptado por los convergentes.

- Creí que la cosa iba de cuestiones identitarias.

- Ni hablar. Millet, el que originó el quilombo que hace que CDC tenga embargada su sede, el creador del lodo que embarra la fundación Catdem, que está viviendo otro episodio a través del señor Sumarroca y el presunto pago de comisiones, dijo en una ocasión que en Catalunya mandaban trescientos y todos se conocían.

- Entre ésos trescientos no debe haber demasiado izquierdista.

- Eso mismo. ¿Usted ha visto el tratamiento que dan en TV3 o en Catalunya Ràdio al proceso? Siempre llaman a los suyos, jamás a nadie que no esté controlado o subvencionado, ni siquiera a independentistas de pro, como Santiago Spot o López Tena. ¡Pero discreción, que me juego el pan de mis hijos!

- No tema, amigo Pere.

- Sí temo. Mire, si han echado al director de Catalunya Ràdio, Félix Riera, que ha censurado lo habido y por haber en nombre de Mas y del proceso, y lo hacen por ser de Unió. No están por bromas, se lo digo de verdad.

- Pero ahora nombrarán a otro y santas pascuas.

- Qué se cree usted eso. Se fían de tan poca gente que no lo han sustituido ni piensan hacerlo hasta después de las elecciones.

- Eso será si las ganan.

- No lo tienen muy claro. El conseller factótum, como le llaman en Palau, Quico Homs, se multiplica en llamadas a periodistas. Todos con el president y, o estás con nosotros o estás en contra.

- Ya lo decía Pujol.

- ¿Pujol? ¿Quién es Pujol?

- El President Pujol.

- A la bicha, ni mentarla. Pujol no existe, que, de un momento a otro, puede aparecer cierto dossier que tiene el director de un rotativo, en el que se dicen algunas cositas.

- ¡No!

- Sí. Disiparía muchas dudas. Yo creo que la cosa no es tanto suya como de la familia.

- ¿Siciliana?

- Catalana. Pero más vale callar. Recuerde a Millet, que se pasea libremente por la calle y come en los mejores restaurantes. Aquí mandan trescientos y ni usted ni yo formamos parte.

- Será porque usted es un Pérez y yo un Giménez

- Será.

- Y yo que me creí lo del independentismo.

- Es usted un ingenuo.

- Debe ser eso, Pere.


Continuará…

* Miquel Giménez es periodista y escritor. Ha trabajado como guionista en la radio con Luis del Olmo, Julia Otero y Xavier Sardà