El concejal del PP en el Ayuntamiento de Madrid Percival Manglano es conocido básicamente por dos cosas: por su supeditación a Esperanza Aguirre, que le valió ser nombrado consejero de Hacienda de la Comunidad de Madrid cuando era presidenta regional, y porque desempeñando esa responsabilidad el déficit de la Comunidad duplicó lo anunciado, lo que le costó al Gobierno regional una investigación desde Europa en el mismo proceso por el que acaba de ser sancionada España por el maquillaje en la Comunidad Valenciana.

Un gracioso con predilección por cebarse en Carmona...
En realidad Manglano también es conocido por otra cosa: es muy activo en las redes sociales y ya puede la Púnica o la Gürtel arrojar un nuevo corrupto de su partido de forma periódica que él no se alarma y siempre tiene un chiste y una broma que hacer sobre lo torpes que son según él son los socialistas y los de Podemos. Desde que Antonio Miguel Carmona fuera elegido portavoz de los socialistas en el Ayuntamiento de Madrid, Manglano se ha burlado de él reiteradamente y su perfil de Twitter está presidido por un chiste en el que le presenta como un títere de la alcaldesa. Los ataques han sido constantes y de baja estofa.











... con el que ahora se solidariza
Tras la destitución de Carmona como portavoz por parte de la nueva dirección del PSOE de Madrid Manglano ha cambiado totalmente de discurso: ahora se solidariza con el objeto de sus burlas y señala a Pedro Sánchez al grito de "menuda ironía"...







Esperando los chistes de la Púnica o de la Gürtel
Pero en una cosa Manglano se lleva el gato al agua: la división del PSOE en la capital ayuda a los populares a que no se hable tanto de la corrupción que ha caracterizado sus gobiernos en la Comunidad de Madrid, con un Francisco Granados que lo fue todo como secretario general del PP madrileño y como 'superconsejero' de Aguirre, y ahora encarcelado por la trama Púnica. Esa red de corrupción que como en el caso de la Gürtel afecta tanto al Gobierno regional como a numerosos Ayuntamientos controlados por los populares. Pero sobre esto a Manglano se le ocurren pocas gracietas.