El juicio contra el todopoderoso dirigente del Chad Hissene Habré comienza hoy en Dakar. Se le acusa de ser el presunto responsable de 40.000 asesinatos políticos y más de 200.000 casos de tortura registrados durante el tiempo en que dirigió el país entre1982 y1990. El tribunal que le juzga, fue creado según acuerdo entre la Unión Africana y Naciones Unidas dando lugar al primer órgano jurisdiccional internacional del continente. Más de cien víctimas declararán en el proceso. Manuel Miguel Vergara, abogado especialista en Justicia Universal de la Fundación Internacional Baltasar Garzón relata en exclusiva para ELPLURAL.COM desde la capital senegalesa, las claves del proceso. Una nueva página de la lucha contra la impunidad se escribe hoy en África.

 

Sala del tribunal que va a juzgar en Dakar al dictador senegalés Hissene Habré. (Foto: elplural.com)



Ya todo está listo en la Sala número Cuatro del Palacio de la Justicia de Dakar (Senegal). Tres guardias vigilan la gran estancia conocedores del evento histórico que tendrá lugar este lunes 20 de julio al mediodía (hora española). Las cámaras están dispuestas. Los asientos, los micrófonos, los carteles identificadores… todo se ve impoluto. Son los últimos preparativos para una jornada que dejará huella, no sólo en Senegal o en el continente, sino en el seno de toda la comunidad internacional.

La decadente justicia europea
La  Jurisdicción Universal entró en decadencia en una Europa decadente. Un Viejo Continente que, lejos ya de exportar ideas, valores y principios, se entrega a los deseos de los mercados y se doblega ante las presiones internacionales que ponen en riesgo su propia soberanía. Ése fue el caso de Bélgica y también el de España. Sus respectivas legislaciones, que acogían el principio de la Jurisdicción Universal, son hoy poco más que un bonito recuerdo en los libros y tomos de jurisprudencia. No se puede llegar a otra conclusión después del sucesivo archivo de casos en España como el de Tíbet o el del fotoperiodista Couso.

Esperanza viva en África y Sudamérica
Pero si la esperanza se perdió en Europa, las víctimas la siguen manteniendo viva en Sudamérica y África. Estas regiones son las que han tomado ahora el testigo de la lucha contra la impunidad y dan una lección a Occidente. Hoy es el turno de Senegal que después de 15 años experimentando todo tipo de trabas procesales, diplomáticas y económicas abrirá las puertas de su Palacio de Justicia a las víctimas, a la comunidad internacional y a Hissène Habré.

El puño de hierro del dictador Habré
Hissène Habré fue el todopoderoso dirigente del Chad entre 1982 y 1990. Llegó al poder en medio de una guerra civil cuando el Estado se decantaba entre la soberanía o la anexión a Libia. A Habré se le acusa de haber cometido torturas, crímenes de guerra y de lesa humanidad. Con puño de hierro mantuvo a raya a cualquiera que pudiera ser considerado disidente político hasta el punto de que muchos afirman que casi toda familia chadiana está marcada de manera más o menos directa por la represión de Habré.

No perdieron la esperanza
No ha sido un camino fácil. Muchos podrían haber perdido la esperanza desde que se presentó la denuncia en Senegal en el año 2000. Son en efecto varias las claves que ayudan a comprender cómo un dictador del África interior llegó rendir cuentas ante los jueces senegaleses en virtud de la Jurisdicción Universal.

El mérito es de las víctimas
El mayor de los méritos es el de las víctimas de la dictadura. Poco después de la caída del régimen se constituyó la asociación de damnificados que hoy impulsa la acusación. Abogaron por la creación de una Comisión de la Verdad cuyo recuento de víctimas ascendió a más 40.000. Con el apoyo de activistas y organizaciones no gubernamentales como Human Rights Watch ven ahora sus esfuerzos recompensados.

El papel de Bélgica
Bélgica también tuvo un papel principal en esta saga judicial. Gracias a su ya derogada legislación sobre Jurisdicción Universal, inició la investigación a petición de las víctimas y reclamó la extradición a Senegal si ésta última se negaba a dar curso al proceso.

Para evitar la vergüenza
Ambos Estados habían ratificado la Convención contra la Tortura y por tanto Senegal estaría faltando a su obligación internacional si no daba una respuesta a los denunciantes. La dilación indebida del proceso animó a Bélgica a llevar al Gobierno de Dakar ante la Corte Internacional de Justicia que ratificó su obligación de juzgar o extraditar a Habré. La vergüenza que supondría una eventual extradición ha impulsado el juicio que comienza mañana.

Apoyo internacional a Senegal
La Unión Africana y el resto de la Comunidad Internacional también tuvieron algo que decir. El apoyo decidido para Senegal en un eventual juicio y en la lucha contra la impunidad se tradujo en una asistencia económica y establecimiento de las Salas Africanas Extraordinarias que ahora tienen el cometido de juzgar.

No injerencia del ejecutivo
La justicia no sólo se sostiene en lo legal, sino que también bebe de lo legítimo. Es esa percepción de legitimidad entre la ciudadanía la que exige el buen funcionamiento de la justicia y la no injerencia del ejecutivo.

La población entendió el proceso
Esto es especialmente importante cuando se trata de un caso de Jurisdicción Universal en el que un sistema judicial local se ocupa de dar respuesta a víctimas directas de otros países. El pueblo senegalés ha ido modulando su posición frente al proceso paulatinamente conforme se revelaba y facilitaba el acceso a la información sobre el sufrimiento que la sociedad chadiana padeció entre 1982 y 1990.

“El Garzón senegalés”
Para acabar, hay que recordar que si a Hissène Habré se le suele conocer como el “Pinochet africano”, esto es porque también hubo un “Garzón senegalés”. El juez de instrucción Demba Kandji acogió desde el primer momento la querella de las víctimas y emitió un auto de procesamiento.

Que vio obstáculos en su camino
Esto entorpeció su carrera profesional como muchos alegarían que sucedió con el “Garzón original”. Otros fiscales, juristas y jueces fueron persistentes en un deber de investigar y dictar justicia. También ellos verán sus esfuerzos recompensados mañana.

Esperanza frente a la barbarie
Una nueva página de la historia en la lucha contra la impunidad se empieza a escribir hoy en África. Es trascendental para el continente, pero también para toda la humanidad en su conjunto que ven que cuando las puertas de los tribunales en España se cierran, otros se abren. El caso Hissène Habré no es uno cualquiera. Representa, en efecto, la última esperanza para las víctimas de la barbarie, allá donde se cometa.

*Manuel Miguel Vergara es director del Departamento Jurídico de la Fundación Internacional Baltasar Garzón. www.fibgar.org