En noviembre de 2007 un comunicado de la Casa Real en el que se anunciaba el "cese temporal de convivencia" entre la Infanta Elena y Jaime de Marichalar convulsionó al país. Se trataba de la primera vez en la milenaria historia de la católica monarquía española que una hija del rey se divorciaba, algo prohibido no olvidemos por la Iglesia católica aunque muchos que se definen como católicos se divorcian. A partir de ese momento se dispararon todo tipo de rumores que ya venían de tiempo atrás sobre las afinidades, gustos y diversiones de ex-yerno del rey, Jaime de Marichalar, muy protegido por la jet más ultraconservadora madrileña. El 26 de septiembre la revista 'Época' publicó una portada en la que se afirmaba que la Infanta Elena alegaba, como una de las causas del divorcio, consumo ocasional de cocaína por parte de su ex marido. Marichalar emprendió una larga batalla judicial que ha perdido definitivamente 7 años después.

Pedía 1 millón de euros por injurias
Jaime de Marichalar demandó a 'Época' por un delito de injurias graves con publicidad y pidió una indemnización de un millón de euros, pero el Juzgado de lo Penal número 13 de Madrid absolvió en primera instancia a los periodistas Carlos Dávila, director de la revista, y la redactora Eugenia Hernández. En enero de 2014 el ex yerno del rey recurrió la sentencia ante la Audiencia Provincial de Madrid, que también ha fallado en su contra. El ex yerno del rey tendrá que pagar las costas judiciales.

La Infanta no lo desmintió
En la sentencia, definitiva y sin posibilidad de recurso, se explica que la redactora recibió la información de fuentes cercanas a la pareja, que llamó a la Casa Real para contrastarla sin recibir respuesta alguna y que la Infanta Elena no hizo ningún desmentido a título personal, algo relevante dado que el texto de la portada decía: "Doña Elena alega consumo ocasional de cocaína".

Además la sentencia afirma que los periodistas demandados son reputados profesionales, que realizaron todas las comprobaciones que racionalmente se les puede exigir, y aunque la revista utilizó un "ardid periodístico" para llamar la atención, la información era respetuosa y no revelaba nada que no hubiese sido objeto de noticias y rumores desde que den diciembre de 2001 Marichalar sufriera un grave ictus cerebral.