El ex primer ministro y líder de Nueva Democracia, Andonis Samarás, dimitió de la presidencia del partido conservador tras la derrota del "sí" en el referéndum, cediendo el cargo a Evángelos Meimarakis, expresidente del Parlamento y diputado.

Samarás, quien llevaba bajo presión interna desde la derrota electoral en enero pasado, tomó esta decisión tras conocerse que el "no" se había impuesto con rotundidad en el referéndum sobre la propuesta de acuerdo de los acreedores. "El pueblo decidió en un referendo de división. El Gobierno tiene ahora la responsabilidad de traer un acuerdo que evite que el país se hunda. La victoria del 'no' algunos la traducirán en Europa como voluntad de salir de la eurozona. Llamo a los socios a ayudar a Grecia a permanecer en el euro", dijo en su despedida. El exprimer ministro también abogó por un acuerdo "sostenible" y alertó de que Grecia atraviesa "momentos críticos".

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, conversa con el primer ministro griego, Andonis Samarás. (EFE)



La apuesta de Rajoy
Samarás, que accedió al Gobierno griego en junio de 2012, cayó estrepitosamente el pasado mes de enero a manos de Syriza. En su campaña de entonces se involucró personalmente Mariano Rajoy, que se convirtió en el único jefe de Gobierno y líder de la derecha europea que acudió a Atenas para pedir el voto a favor de su partido hermano, el conservador Nueva Democracia. Además de participar en un mitin, dio una rueda de prensa conjunta, ambos en calidad de jefes de Gobierno, en la que Rajoy elogió las reformas llevadas a cabo tanto en Grecia como en España. Reiteradamente equiparó ambos países en contra de la estrategia iniciada por el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero y continuada por él mismo, de marcar distancias con el país heleno. Dijo entonces de Samarás que era "un verdadero amigo, un socio de fiar y desde luego un verdadero líder".

Por segunda vez consecutiva, el amigo de Rajoy ha sido derrotado a manos de Syriza en apenas seis meses. Ambos pueden seguir ahora el mismo camino. Nuestro presidente se enfrenta el próximo otoño a unas elecciones generales en las que, según las últimas encuestas hay un empate técnico entre PP, PSOE y Podemos. Su principal baza es el voto del miedo y no pierde ocasión para alertar de la peligrosidad de sus principales adversarios: el "populismo" de Pablo Iglesias y la "irresponsabilidad" de Pedro Sánchez.