El papa Francisco y el obispo de Alcalá, Juan Antonio Reig Pla



La encíclica papal Laudato Si "sobre el cuidado de la casa común" en la que se lanza una voz de alerta ecologista desde una perspectiva cristiana ha incidido en la imagen de un Vaticano más adaptado a las preocupaciones de nuestro tiempo. El texto ha provocado adhesiones de referentes mundiales de la izquierda, de la crítica a la actual globalización y de activistas para frenar el cambio climático, como Naomi Klein. "La encíclica puede significar problemas para los políticos americanos que usan la Biblia como cobertura para su oposición a la acción climática", apuntó la escritora, alertando de que el texto encontraría "enemigos poderosos".

De nuevo el obispo de Alcalá
De momento algunas de las voces críticas están surgiendo del propio seno de la Iglesia. En España, el cardenal Cañizares llevó el texto a su molino destacando el aspecto antiabortista. Pero el que más lejos ha ido hasta el momento en su crítica ha sido el obispo de Alcalá, Reig Pla, que se ha destacado en los últimos años como una de las voces más reaccionarias del Episcopado con su homofobia o su odio a la ONU, organización a la que acusa de planes conspirativos.

Enmienda parcial al texto papal
Precisamente es un texto promovido por la ONU, la Carta de la Tierra, la que da pie a Reig Pla a hacer una enmienda a parte del texto papal. Entre otras cosas, Francisco apuntó en su texto que "la Carta de la Tierra nos invitaba a todos a dejar atrás una etapa de autodestrucción y a comenzar de nuevo, pero todavía no hemos desarrollado una conciencia universal que lo haga posible" y propuso recuperar "ese precioso desafío". Pero en una carta pastoral, el obispo explica que esa Carta de la Tierra "contiene elementos que un católico puede asumir sin problemas" pero otros no, y que "el Papa cite unas frases aceptables, como expresión de diálogo, no quiere decir, en absoluto, que esté 'canonizando' el documento".

Tras un repaso histórico sobre cómo se gestó el documento citado por el Papa, Reig Pla insiste en que el proyecto nació de un proyecto de Naciones Unidas pero "se desarrolló y finalizó como una iniciativa 'privada' con 'apoyo' gubernamental'", descalificándolo duramente:
"[...] la Carta de la Tierra contiene en la literalidad de su redacción elementos radicalmente incompatibles con la Fe Católica; a modo de ejemplo traigo aquí la definición panteísta (tipo New Age-Next Age) que dicho documento hace de la paz. La Carta de la Tierra afirma: «la paz es la integridad creada por relaciones correctas con uno mismo, otras personas, otras culturas, otras formas de vida, la Tierra y con el todo más grande, del cual somos parte» (CdT, n. 16-f). Además, La Carta de la Tierra asume y promueve explícitamente la ideología de género (CdT, nn. 11 y 12) y la llamada salud reproductiva (CdT, n. 7-e), que como todos sabemos, más allá de los eufemismos, incluye anticoncepción, esterilización y aborto".