[[{"type":"media","view_mode":"media_large","fid":"25004","attributes":{"class":"media-image size-full wp-image-326318","typeof":"foaf:Image","style":"","width":"640","height":"460","alt":"Desde 2003 el uso de grasas artificiales, utilizadas para mejorar el sabor, textura y aspecto de alimentos, se ha reducido hasta casi desaparecer de la industria alimentaria. EFE\/Archivo"}}]] Desde 2003 el uso de grasas artificiales, utilizadas para mejorar el sabor, textura y aspecto de alimentos, se ha reducido hasta casi desaparecer de la industria alimentaria. EFE/Archivo



Eche un vistazo a su nevera o a su despensa. ¿Cuántos de los productos que almacena acabarán en la basura? Seguro que usted piensa que ninguno, pero no es así. Un 40% de ellos no serán consumidos y terminarán en el vertedero.

La situación actual es tan extrema, que sólo con los alimentos tirados a la basura por los países desarrollados [unos 222 millones de toneladas, según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente] se podría dar de comer a toda la población del planeta que pasa hambre [unos 805 millones de personas, es decir, uno de cada nueve seres humanos, según Naciones Unidas].

Para cada español, el primer impacto es en el bolsillo. Piense en cuánto se gasta al año en comida [la media en 2014 según el Instituto Nacional de Estadística fue de 4.028 euros por hogar, sin contar las bebidas alcohólicas] y calcule que aproximadamente un 40% de esa cifra irá a parar a la basura. Es decir, como si cada hogar español [el suyo, sin ir más lejos] depositara mil euros en un contenedor [si es en billetes, en el de papel].

La cosa no acaba ahí. Naciones Unidas destaca “el despilfarro de agua, tierra, energía, trabajo y capital, así como la producción innecesaria de emisiones de gases de efecto invernadero, la contribución al calentamiento global y el cambio climático”, entre las consecuencias más graves.

Tres buenas ideas

La buena noticia es que todos podemos hacer algo para solucionar esta situación. Aquí van tres soluciones fáciles para poner nuestro granito de arena.

1.- Piensa – Aliméntate – Ahorra. Esta web del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, ofrece información y consejos para reducir nuestra “huella alimentaria”.

2.- Buyfresco.  Su fundador, Andrés Areitio, asegura que su misión es “terminar con este dispendio. Nuestro servicio permite que la compra sea sólo por la cantidad de ingredientes necesarios para preparar los platos, de manera que nuestros clientes no tiren comida nunca”.

3.- Comida imperfecta. Cada vez hay más iniciativas para “rescatar” los alimentos [principalmente fruta y verdura] “feos”. Unos de los primeros en hacerlo fueron los supermercados franceses Intermarché, que lograron incrementar el tráfico a sus tiendas en un 24%. Tras su ejemplo, cinco competidores más lanzaron iniciativas similares. En Estados Unidos, Imperfect Produce ha logrado captar los 38.000 dólares que precisaba para financiar su negocio de alimentos “imperfectos”. Una vez más, lo bonito no siempre es lo mejor.