Las noticias que fluyen sobre un posible acercamiento entre PSOE y Ciudadanos para facilitar el acceso a Susana Díaz a la presidencia de la Junta, está poniendo más que nerviosos a los populares.

Desde el Partido Popular no se analiza que el acuerdo posible con Ciudadanos en Andalucía no es un pacto en sentido estricto. No alcanza a entender que es un acuerdo eventual para posibilitar la formación de gobierno en función de los resultados que las urnas depararon. Así se entiende también en Podemos y así se visualizará si la formación de Pablo Iglesias también se suma al acuerdo.

Los populares temen muchísimo que este más que posible y coyuntural acuerdo inmediato, se torne pacto en las próximas elecciones autonómicas y municipales. Las encuestas que manejan le indican que pasó la época de las mayorías absolutas de la derecha en consistorios y cámaras regionales. Con esos datos pasan del miedo al pavor y de este al pánico y al canguelo al contemplar los avances en las negociaciones. Ven mapas demoscópicos de rojo, lila y naranja y se echan a temblar.

Con un Moreno Bonilla desaparecido y de puente, han tenido que ser Javier Arenas y Carlos Floriano, quienes de guardia en Génova 13, hayan tenido que salir a la palestra y dar la cara ante un PP andaluz sin presencia alguna. Avisan de que Ciudadanos está en la antesala de un acuerdo nacional con lo socialistas con dos intenciones. Por un lado intentan meter presión a las bases y a dirigentes del partido de Albert Rivera para que lo impidan. Por otro buscan desacreditar al inmenso enemigo electoral en que se ha convertido la formación del líder del que ellos se mofaban llamándole "naranjito" y "Albert el catalán".

Si el acuerdo se materializa y es superada esta próxima semana la sesión de investidura,  algunos dirigentes nacionales partidarios de que su formación en Andalucía apoyara la gobernabilidad, van a pedir explicaciones del por qué no se ha sido más hábil y se ha tenido más capacidad de análisis y amplitud de miras, para haber, desde un principio, liderado las negociaciones. No olvidan que aunque humillados en las urnas, machacados electoralmente al perder 17 escaños, los populares andaluces son aun la principal fuerza de oposición y deberían de haber rentabilizado esa posición.

Que Arenas avise de que un pacto andaluz entre PSOE y C's "sería la antesala de un acuerdo nacional" es más que una reacción de miedo, es todo un estado de inseguridad política en la que se encuentra sumida la derecha. Es muy probable que el vicesecretario general del PP no lleve razón y se equivoque. El tiempo, los resultados electorales del próximo 24-M y las alianzas que de ahí se deriven, lo acreditará. En todo caso muy mal empiezan desde el PP para muñir acuerdos futuros. Ciudadanos percibe que los populares están nerviosos y podrían plantear una estrategia dirigida más que a un acercamiento al PP, todo un diseño de aniquilación y  desalojo de los centros de poder. Es lo malo de ser torpes, obtusos y vengativos en estas negociaciones. Y es lo malo de llamarle a un líder político "Naranjito" y "Albert el catalán", que luego de mandarina pasa a navel y a los que se guasearon les entra el canguelo.

 

* Juan Luis Valenzuela, periodista, historiador y coordinador de ELPLURAL.COM en Andalucía

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