El Rey Juan Carlos I aguantó la corona todo lo que pudo, pero, si por él hubiera sido, habría seguido adelante con su intención de convertir a Corinna zu Sayn-Wittgenstein en “su alteza real”. Así lo recoge el nuevo libro de la periodista especializada en la Casa Real Ana Romero, Final de Partida, en el que se narra a partir de multitud de testimonios cómo se gestó su abdicación a partir del accidente en la cacería de Botswana.

El Mundo ha adelantado uno de los capítulos de este libro donde se recogen desde el accidente en abril de 2012 hasta la abdicación en junio de 2014, todos los acontecimientos que se produjeron dentro de la Casa Real española ante la caída de popularidad del Rey, sus múltiples operaciones, el abandono por parte de su familia y el papel de la omnipresente Corinna; para unos manipuladora y para otros el último apoyo de don Juan Carlos.

En este capítulo se recoge que el Rey mantuvo su determinación ante cualquier opinión contraria de mantener el trono con un objetivo claro, casarse con Corinna y otorgarle el título de alteza real en el 40 aniversario de su reinado, que hubiese sido en noviembre de 2015, para después irse a vivir con ella a otro país.

Esta rocambolesca historia no es más que una de las muchas que recoge el libro, donde también se afirma que Don Juan Carlos estuvo abandonado por su familia durante la convalecencia de sus múltiples operaciones: "No fue el caso Urdangarin el que descompuso a la familia, ésta simplemente no existía”.

Los actuales reyes de España también tiene su parte en el libro, donde Ana Romero afirma que don Juan Carlos justificó no dejar la corona porque doña Letizia no estaba preparada para ser reina, incluso llegando a pedir a don Felipe que se divorciase en uno de los momentos bajos del matrimonio en 2013.