El policía nacional y espeleólogo Juan Bolívar Bueno (d), junto a su padre, Diego Bolivar (i), al comienzo de la rueda de prensa ofrecida en Granada. EFE



Como informó ELPLURAL.COM el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, vio solo “disfunciones en la gestión” del rescate de los espeleólogos en Marruecos, que acabó con la vida de dos de ellos. Margallo dijo que su departamento hizo "todo lo humanamente posible para que este desenlace” no se produjera.

Un caos y un desastre
Ayer, el policía nacional y espeleólogo Juan Bolívar Bueno, que llegó a España tras sobrevivir al accidente de Marruecos en el que murieron sus dos compañeros de expedición, relataba en Granada que el rescate llevado a cabo por miembros de la gendarmería marroquí "no fue normal". Todo un caos, dejadez, falta de medios y tardanza son los elementos que representarían lo que fue más un simulacro que un rescate el que sufrieron los espeleólogos andaluces, y que lamentablemente, solo uno vive y puede contarlo.

¿Pudo hacer más Exteriores?
La pregunta que cabe ahora es ¿el ministerio no pudo prever que la actuación marroquí no será esa? ¿Actuó con dilgencia el Consulado? ¿Podrñia haberse presionado más a las autoridades alauitas? ¿Las delicadas relaciones con Marruecos provocaron actúar de forma timorata?

Espeluznante descripción d elos hechos
Acompañado por su padre y por miembros de Club de Espeleología Lliberis, Juan Bolívar ha detallado d emanera espeluznante los sucesos vividos. En rueda de prensa los seis días que transcurrieron desde que se despeñaron por un barranco dos de los tres miembros de su expedición hasta que fueron rescatados. De este grupo formaban parte Gustavo Virués, José Antonio Martínez y él, y fueron estos dos los que se despeñaron por causas a las que no encuentra explicación.

"Cinco días después, acudieron dos gendarmes con cuerdas"
El primero en despeñarse fue Virués, que murió en el impacto, mientras José Antonio Martínez, quedó colgado en las cuerdas a metros del suelo y con heridas. "Cinco días después, acudieron dos gendarmes con cuerdas a rescatarnos. Me dijeron que no tenían maquinaria y que todo sería a pulso. La camilla en la que pretendían rescatar a Martínez cayó al río con riesgo de que se ahogara. Al día siguiente, tras una noche en el agua falleció", ha explicado Bolívar, rompiendo a llorar y muy emocionado.

"No éramos un grupo que va de excursión"
El accidente se produjo en el barranco de Wandrass, en el Alto Atlas marroquí y los restos de José Antonio Martínez llegarán esta noche a Granada y los de Gustavo Virués a Chiclana, en la provincia de Cádiz. Bolívar ha contado que de la expedición formaban parte seis personas, acompañadas de un guía local y que una vez en el barranco se dividieron en dos grupos de tres, "y nos despedimos hasta dentro de tres días", ha proseguido. "Nosotros tres caminamos juntos, tranquilos, durante muchas horas. No éramos un grupo que va de excursión, llevábamos todo punto por punto, dossier, un plano topográfico, que nos decía que a 500 metros que nos quedaban habría una cascada y a cinco metros un atajo", ha agregado Bolívar.

"Una película, no piensas que sea la realidad"
Una vez superada la cascada y hallada la pared, Gustavo Virués fue el primero en comenzar la escalada. Martínez desde abajo comenzó a darle la cuerda y él quedó abajo recogiendo el material de las mochilas. Bolívar añadió que con el ruido de la cascada no se oía bien y que Martínez subió un poco para ver como iba Virués, si estaba todo bien, etcétera, y que después los vio hablando. "En un momento dado, que miras para abajo y te despistas, miras para arriba y ves a los dos cayendo. Ese momento es una película no piensas que sea la realidad", ha continuado Bolívar, rompiendo a llorar.

Virués falleció del impacto
"No tenía movimiento. Los ojos, blancos. Estaba muerto", ha dicho Bolívar, que vio que no podía hacer nada por él; y fue hacia Martínez, que estaba herido, le ayudó a desprenderse del arnés y lo bajó. "Le hice una especie de iglú en la nieve con toda la ropa que encontré, incluida la de Gustavo, ya que desgraciadamente a él no le hacia falta, y cubrí a José Antonio", ha comentado Bolivar, que ha incidido en que los siguientes días Martínez se recuperó y él todos los días le llevaba comida y agua. Bolívar mandó mensajes "a todo el mundo" a modo de despedida, según ha señalado, esa misma noche. Así aguantaron seis días.

Martinez cayó a la catarata y siguió vivo
Un día escucharon voces y eran dos personas con cuerdas, que identificó como miembros de la Gendarmería marroquí, que venían a rescatarlos. Con una camilla procedieron a sacar a Martínez, pero de un tirón de las cuerdas, cayó a la catarata. El español, según le dijeron los marroquíes, estaba vivo. Pero al día siguiente, tras una noche en el agua falleció, ha explicado Bolívar, que ha contestado afirmativamente a la pregunta de si cree que la muerte de José Antonio fue "un asesinato".

"El de la gendarmería se largó"
Ha relatado cómo la camilla en la que fue rescatado su compañero cayó a la catarata, y tras interpelar al gendarme éste le dijo: "Está bien, tiene la cabeza fuera del agua", según Bolívar, que mantiene que escuchó a su compañero decir: "Me ahogo". A la mañana siguiente, cuando él ya daba a José Antonio "por perdido", la camilla cayó al río, donde quedó "hundida". "El de la gendarmería se largó, se fue para arriba y a las dos horas llegó Protección Civil de Marruecos, que ayudó a sacar la camilla del río. José Antonio había fallecido", ha relatado.

Interrogatorio de la policía marroquí
obre su situación, ha negado que le rescatara la gendarmería, pues ha explicado que hizo cuatro horas de caminata y que "cien metros antes de la ambulancia le metieron en una camilla". Bolívar, que dice sentir "rabia e impotencia" porque a su compañero "lo dejaron en el río", ha calificado como "un consejo de sabios" el interrogatorio al que fue sometido en Marruecos.