La diputada autonómica Tania Sanchez, el director de La Razón, Paco Marhuenda, y la vicepresidenta primera del Congreso, Celia Villalobos



Son de esas noticias de las que quedan sobre todo el titular y que permiten manipular el mensaje. Ya se sabe que Francisco Marhuenda es experto en todo tipo de galimatías siempre que le permitan mimar a los del PP. La Razón publica que “Celia Villalobos y Tania Sánchez comparten pasión por los juegos on-line”, a raíz de la controversia suscitada por la vicepresidente primera del Congreso, que se dedicó a jugar al ‘Candy Crush Saga’ o similar mientras el presidente se jugaba el pellejo en el Debate sobre el Estado de la Nación.

La información es otra cosa
De ese titular podría deducirse que a la exdirigente de Izquierda Unida también le va el juego durante el desempeño de su cargo público, por ejemplo, en los debates de la Asamblea de Madrid, porque es diputada autonómica. Pero no es así, la propia información de La Razón se encarga de aclararlo dentro, en la noticia desarrollada.

El ventilador sobre toda la clase política
El diario de Marhuenda se esfuerza en que terminemos convencidos de que lo de Villalobos no fue una excepción. “La mayoría de los 350 diputados y muchos políticos de otros parlamentos autonómicos o con ambiciones de estar en ellos han blindado sus cuentas personales de Facebook para que no se sepa a qué juegan ni cuándo”, dice el diario.

Lo que le gusta a Tania
Para los más curiosos, La Razón ofrece detalles de las aficiones de Tania Sánchez, que, como se ve, pasa a primer plano –¿dónde quedó Celia Villalobos?- con toda la intención del mundo. “Sánchez es aficionada a los juegos vintage, y más sencillos, todo sea dicho, como el Mus, el Tetris, el Monopoly, Tabú, Party & Co y Superpang –se afirma en la información de La Razón.

Todo esto, aunque el propio diario tiene que precisar, a partir de fuentes del entorno de la política, que a Sánchez no se le ha cazado nunca jugando mientras se desempeñaba como diputada en la Asamblea madrileña.

Eso sí, la píldora manipuladora que no falte: “Parece que es una de sus distracciones, aunque suele jugar desde el móvil, como la de tantos políticos, sólo que por intereses electorales y de imagen no lo dirán nunca, y menos ahora”, afirma La Razón.