Mundialmente famoso en un mes por su físico, su oratoria y sus declaraciones absolutamente ajenas a la diplomacia Europea. Aclamado por los griegos, pero en menos de un mes defenestrado en Europa. Varoufakis puede proponer a su primer ministro, Alexis Tsipras, pero en Bruselas no. Y pasará mucho tiempo hasta que podamos volver a ver una rueda de prensa conjunta entre Varoufakis y el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, si es que la llegamos a ver algún día. Después de su paso por Berlín, donde Varoufakis se atrevió a mentar el pasado nazi de Alemania, es muy poco probable que vuelva a ser bien recibido por allí.

Austericidio y mala estrategia
Desde una perspectiva socialdemócrata o progresista no se puede defender el austericidio impuesto como receta única para salir de la crisis que ha dejado enormes bolsas de pobreza y desigualdad en Grecia, Portugal, Irlanda y España. Grecia ha sido sin duda el país más castigado porque también era el país con una economía peor, y además Grecia mintió con sus números para ingresar en el euro. Fue el Gobierno griego quien reconoció que había falseado sus datos, algo de lo que no se ha acusado ni a Portugal ni a Irlanda ni a España. Por tanto el 'problema' griego es más complejo de lo que se pueda relatar en unas pocas frases. En lenguaje del Partido Popular es "empíricamente" demostrable que las políticas de expansión fiscal e inyección de dinero público han sacado a Estados Unidos mucho antes y mejor de la crisis que el autericidio a rajatabla durante un quinquenio, pero eso no quita que la estrategia seguida por el gobierno de Syriza iba abocada al desastre total. Y lo saben todos aquellos que conozcan Bruselas y los entresijos de las negociaciones comunitarias. Hay cosas que en Bruselas no se perdonan y una de ellas es la chulería, y más cuando no se tiene dinero para pagar esa chulería.

Primero, el Eurogrupo insultado
Los mandatarios europeos decidieron no dar sensación de alarma ante la victoria electoral de Syriza que daban por descontada desde que al conservador Andonis Samarás no se le ocurrió otra cosa mejor que adelantar las elecciones. Y acordaron trasladar una imagen de diálogo. Por eso el presidente del Eurogrupo Jeroen Dijsselbloem se trasladó a Atenas en vez de pedir al ministro griego que se desplazara él a Bruselas. La rueda de prensa fue algo nunca visto, con un pletórico Varoufakis espetándole a la cara a Dijsselbloem que no reconocía a la Troika, que no iban a respetar los acuerdos firmados por el Gobierno anterior (no pagarían la deuda), y que harían lo que consideraran conveniente porque en Grecia mandaban ellos. La cara del presidente del Eurogrupo era un poema y al concluir la conferencia de prensa, mientras educadamente le daba la mano a Varoufakis, le susurró al oído "has cometido un grave error". El ministro griego vino a decir: "Echadnos del euro si tenéis narices" y lo que no se esperaba es que en el Eurogrupo eso no iba a sonar a amenaza, muy al contrario para algunos sería incluso un alivio. Varoufakis debe andar estos días escuchando en sus pesadillas esa frase. Se convirtió en un héroe para muchos pero probablemente sea el ministro de finanzas más 'invisible' en las instituciones comunitarias en los próximos meses.

Y luego los alemanes
Con enOrme entusiasmo y henchido de fortaleza, Varoufakis aterrizó en Berlín. Otra rueda de prensa, esta vez con su homólogo alemán, indicaba ya claramente que la estrategia del Gobierno griego había pasado de ser considerada soberbia a un puro insulto. Schäuble le metió varios sablazos en directo al ministro griego del estilo de "las promesas electorales realizadas con cargo a terceros no son realistas", pero Varoufakis, ya menos sonriente optó por mentar algo absolutamente prohibido en las negociaciones europeas, el pasado nazi de Alemania. Y en su casa. Es como si viene alguien a tu casa a pedir ayuda y en vez de darte las gracias te insultan con lo más grave que te puedan decir. Y dos días después en Atenas pedían indemnizaciones a Alemania por los daños de la II Guerra Mundial. El remate para los alemanes. El problema griego es que no tiene dinero propio para cumplir las promesas de Syriza. Ni las de nadie. El problema de Grecia es que su deuda está calificada como bono basura y solo la puede comprar el BCE por compromiso político para salvar el euro. Pero si Grecia sale del euro, ¿Quién comprará sus bonos basura? Los griegos se merecen un respiro, pero su gobierno siguió la peor de las estrategias hasta ahora.

Solo se negocia con Tsipras
Mientras Varoufakis era muy aplaudido por mandar a la porra a la Troika y a Alemania el problema seguía ahí: ¿De dónde iba a sacar el Gobierno de Syriza el dinero para pagar las pensiones, para pagar los sueldos a los funcionarios y mantener la poca sanidad que les queda? Rusia no está en su mejor momento (recesión), Estados Unidos no se va a enfrentar a toda Europa por Grecia y China no quiere líos, solo quiere hacer negocios. Así pues, como sabíamos todos los que hemos pasado por las instituciones comunitarias, Grecia tendría que tragar. Con un agravante, si Varoufakis se hubiera ahorrado esas malditas ruedas de prensa, si Varoufakis no hubiera insultado (ellos lo sienten así) al Gobierno alemán y al presidente del Eurogrupo, las condiciones hubieran sido mejores. Alemania, esta vez sí, es absolutamente inflexible, hasta el punto de que “Varoufakis está excluido de la negociación. Todo se negocia ya con Alexis Tsipras”, reveló un responsable europeo. Nos cae muy bien Varoufakis, pero que seamos conscientes de que no tiene ni un euro para pagar la ronda. Y por tanto no puede decidir si nos vamos de copas o no.