Cualquiera que escriba una crítica hacia #Podemos , o hacia cualquiera de sus miembros más destacados, en twitter, se ve materialmente machacado por una infinidad de tweets que aprovechan para atacar personalmente al que hace la crítica, en ocasiones con insultos, aprovechando además para recalcar que Pablo Iglesias, a modo de caudillo o jefe de secta – cada día se parecen más a este tipo de movimientos – es la perfección personificada, el salvador, vamos la panacea, y que nos va a “salvar” de todos los malos que nos rodean, que, por cierto, para #Podemos son todos menos ellos.

Esto por supuesto no es casual, ni nace de una manera natural dentro de las redes sociales. Esto es una operación perfectamente dirigida por un chaval llamado Juan, que manu militari pastorea , siempre según él, a 400 voluntarios, y que enganchados a un móvil o un ordenador,  “trabajan en la tecla” por todo el territorio nacional. Lo cierto es que de esos 400, que supuestamente curran sin cobrar, algo a lo que nos deberemos ir acostumbrando, si nos animamos a votar a #Podemos, pocos tienen cara y ojos, es decir, para que me entiendan bien,  la mayoría de las respuestas insultantes y agresivas que recibimos los que nos animamos a desenmascarar a #Podemos en las redes sociales, provienen de avatares anónimos, no identificados y bajo nombres rocambolescos.

De momento no he visto ninguna respuesta en twitter, que ninguno de los principales líderes de #Podemos hayan hecho a ninguna de esas críticas a su proyecto, a su programa o a la actuación, en algunos casos sospechosa, de sus líderes. Ni Errejon, ni Monedero, ni Pablo Iglesias contestan jamás en twitter a nadie, y solo ponen tweets para “impartir doctrina”. Esto no sucede con otros líderes políticos que también están en las redes. Tanto ellos como sus equipos, responden a la crítica desde sus cuentas y desde luego no insultan.

Los podemitas en la red, desde el anonimato casi siempre, se jactan de conocer las herramientas tecnológicas mejor que nadie, pero no son solo ellos los que conocen el uso de estas herramientas, ya hay muchos que saben y manejan la tecnología, y en su prepotencia, alentada por su líder, que de prepotencia “va sobrao”, no se dan cuenta que esa estrategia “no cuela”. Cualquiera con una red de communitys formada por 10 personas puede hacer exactamente lo mismo, no hacen falta 400, los 400 de los que hablaba Juanito, el “twitero máximo” hace unos días a las puertas de un estudio de televisión.

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