Josep Oliu, presidente del Banco de Sabadell. (Foto: sala de prensa del Banco Sabadell)

 

 


El desproporcionado enfado público de Josep Oliu, presidente de Banco Sabadell, por la renuncia de la consejera Sol Daurella, calificado de auténtica rabieta por sus allegados, puede estar ocultado la gestación de una tormenta perfecta en el seno del consejo del banco. Fuentes financieras señalan que Oliu ya ha recibido aviso firme de que algunos de los consejeros que representan a grandes familias empresariales catalanas han mostrado su intención de seguir los pasos de la reciente dimisionaria.

Juan Maria Nin (ex consejero delegado), Isak Andic (Mango), Daurella (Cobega) ya están fuera y la lista puede engrosarse a corto plazo con Folch Rusiñol (Titan), Calonge (Porcelanosa) y hasta con Lara (Planeta). Las evidencias públicas de esa rabieta de Oliu, manifestadas en acusaciones de traición y mentira se pueden volver contra él en cualquier momento.

La situación en el  consejo de Sabadell es bastante tensa. El proyecto al que fueron llamadas las grandes familias empresariales catalanas para relanzar el banco está muy lejos de las perspectivas que les plantearon. Y su bolsillo se está resintiendo. En boca de alguno de estos consejeros representantes de la empresa catalana se ha empezado a escuchar que el que ha traicionado y mentido ha sido el propio Oliu.

Nada de lo que prometió se está cumpliendo. Los títulos de banco valen hoy menos de la mitad del precio que pagaron y algunos afrontan graves complicaciones financieras en sus sociedades patrimoniales como consecuencia de esa inversión de la que les convenció Oliu. Ni revalorización bursátil; ni dividendos, 0,03 euros por título el año pasado; ni remuneración como consejeros, pues ya no cobran sueldo y sus ingresos han sido sustituido por un sistema ligado a beneficios con topes máximos. Los representantes de la empresa catalana en el Sabadell han empezado a cansarse de la gestión de Oliu.