En los últimos tiempos cualquier idea o circunstancia que salga del entorno de Podemos ha tomado un enorme protagonismo en el debate público. No es que a uno le sorprenda a la vista de las últimas encuestas. Pero que a día de hoy estemos hablando más de lo que hace Artur Mas o Pablo Iglesias frente a lo que hace Mariano Rajoy es la demostración de que tenemos un Gobierno bastante apático.

El caso es que en estos días se ha estado hablando, entre otras cosas, de la propuesta de Pablemos sobre la escuela concertada a raíz de su frase “Hay que reducir la educación concertada a situaciones experimentales”. Como de costumbre la reflexión ha levantado cierta polémica y ha recibido críticas incluso desde colectivos que de antemano pensaríamos que estarían a favor. Pero, ¿es otra burrada u otro acierto por parte de Iglesias?

A pocos se les debe escapar que en España la Iglesia Católica ha tenido siempre un gran peso en nuestro sistema educativo. También a pocos se les puede escapar que la llegada del franquismo nos trajo una regresión, en la que se invertía el camino tomado durante la II República. No sé si a muchos o pocos nos parecerá que los conciertos educativos no han dejado de ser una subvención a la actividad de la Iglesia Católica en España, ya que la mayoría de los centros privados concertados han pertenecido a organizaciones católicas. Posiblemente uno de esos pactos que nos trajeron los 80’s para apuntalar la Transición.

Así que cuando Iglesias, igual que otros antes que él, proponen reducir el peso de la educación concertada el catálogo de críticas que reciben es amplio. Pero todas caminan entre pronosticar el fracaso, la catástrofe o el apocalipsis zombie. Millones de niños se quedarían sin escolarizar, gastaríamos un dineral o la educación sería mucho peor que hoy en día.

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