María Dolores de Cospedal posa en el Parador de Cuenca durante la Mesa de la Tauromaquia de Castilla-La Mancha. JCCM



María Dolores Cospedal dijo el pasado sábado en Murcia, momentos antes de saludar efusivamente al presidente de la Diputación de León (ver foto publicada por la SER), y horas después de ser detenido por la Guardia Civil dentro de la operación “Púnica” contra la corrupción,  que el PP estaba “escandalizado como todos, y estamos trabajando sin descanso para que no se repitan las malas prácticas del pasado”. Declaraciones últimas reconocidas por la que se entiende es la responsable territorial del Partido Popular en España y, a su vez, presidenta del Gobierno y del partido en Castilla-La Mancha. Bicefalia que vuelve a cuestionarse, ahora si cabe más que antes, por la inanición política de la que es todavía secretaria general del PP y que, hoy por hoy, se encuentra “desaparecida”, según denuncian los barones “populares”, como hemos publicado en ELPLURAL.COM en varias ocasiones y que El Mundo recoge  en su edición de este miércoles. ¿Dónde está Cospedal?, se preguntan todos. Nosotros la hemos encontrado y no, precisamente, combatiendo la corrupción.

Tres días sin decir ni mu
El  27 de octubre España se levantaba más horrorizada todavía si cabe por una nueva trama de corrupción política (la enésima) que afectaba principalmente al PP, con la detención del exnúmero dos de Esperanza Aguirre y media docena de alcaldes de Madrid, entre otros. El día anterior, el domingo, el presidente del Gobierno Mariano Rajoy se refería a las prácticas corruptelas como “algunas cosas”. El lunes, la sede de Génova era un hervidero ante la negativa de su secretaria general a comparecer ante los medios de comunicación sabiendo como sabía de la detención de un número indeterminado de los suyos. Se pensó en Carlos Floriano para sustituirla, pero alguien desde Moncloa le vetó, según reconocen a ELPLURAL.COM fuentes de Génova. Necesitaban alguien que comunicara “indignación, seriedad y credibilidad”, añaden las mismas fuentes. Entonces se pensó en el vicesecretario general del Estudios y Programas, Esteban González Pons, eurodiputado que tuvo que retrasar su viaje a Bruselas para dar la cara ante los medios de comunicación. Mientras tanto, María Dolores Cospedal daba la callada por respuesta y el descontento entre los barones “populares” llevaba a Mariano Rajoy a pedir perdón en el Senado. Un acontecimiento “planetario”, que diría una exministra de Zapatero, que choca, y de qué forma, con el silencio y mutismo de su “número dos”.

El miedo a los 200.000 euros y a su amigo Granados
Las mismas fuentes han precisado a esta redacción que Cospedal se negó a comparecer el lunes en la sede genovesa ante el temor, fundado, de que los periodistas la preguntarán por su amistad con Francisco Granados, a quien sucedió en la Consejería de Transportes del Gobierno madrileño presidido por Aguirre hasta que Rajoy decidió enviarla en “paracaídas” a Castilla-La Mancha, en junio de 2006. Y no solo eso, la secretaria general está “muy preocupada”, señalan, “por la imputación del exalcalde de Toledo, José Manuel Molina”, y por la supuesta mordida de 200.000 euros que le fue entregada por Sacyr para financiar su campaña electoral, según denuncia en sede judicial del extesorero del PP, Luis Bárcenas. “Es lógico; no era la persona idónea para hablar de corrupción política y dar la cara por el PP, que ya la ha dado en numerosas ocasiones”, comenta a este periódico un destacado líder del PP castellano-manchego. Vale, pero los barones se preguntan: ¿Dónde está Cospedal?

María Dolores de Cospedal en el Parador de Cuenca con varios toreros. JCCM



“Toreando” en el parador conquense
Pero mientras que los barones “populares” a duras penas sortean esta nueva andanada de hedor corrupto, y el presidente del Gobierno era acorralado por todos los grupos (salvo CIU) en el Congreso de los Diputados este miércoles, su hipotética “número dos” del partido se refugiaba en en el parador de Cuenca, uno de los más bellos y caros de España, rodeada de toreros y pincelados representantes del mundo cornúpeta, para proponer a bombo y platillo el Plan Estratégico del Toro y la celebración del I Congreso de la Tauromaquia, a celebrar en Albacete en 2015. O lo que es lo mismo: “Cospedal ha decidido ponerse por montera la corrupción y centrar su preocupación en lo que llaman fiesta nacional, su fiesta nacional, claro”, ironiza en declaraciones a ELPLURAL.COM un líder socialista conquense. Y razón no le falta a este representante del PSOE, ya que la presidenta del Gobierno de Castilla-La Mancha está dedicando ingentes y desconocidas cantidades de dinero para fomentar y apoyar la tauromaquia, subvencionando a ganaderos, promotores y  constituyendo, incluso, una Mesa Regional integrada por una veintena de personas, reunidas este miércoles en el incomparable marco del parador conquense, cuyo presupuesto forma parte de los secretos mejor guardados en el Palacio de Fuensalida, sede toledana del Ejecutivo castellano-manchego.

Los toros, “patrimonio de la humanidad”
Una Mesa, reunida por primera vez después de su constitución, que usurpa subvenciones que podrían ir destinadas a la dependencia, a becas de comedor o a combatir la pobreza infantil en Castilla-La Mancha, cuya situación es alarmante desde que gobierna la lideresa manchega. Pero no, para Cospedal el mal llamado arte de Cúchares “es cultura y genera cultura y arte, pero también es economía, turismo y desarrollo social”. De ahí que, siempre según uno de los asistentes, se haya llegado a hablar, incluso, de pedir a la UNESCO que la “Fiesta Nacional sea declarada Patrimonio de la Humanidad”. Y no es broma ni la primera vez que estos “toreros” hablan de tamaña barbaridad, porque no hay que olvidar, siempre según las palabras pronunciadas por la secretaria general del PP, que: “los toros no pueden morir; moriría España”. ¡Olé, olé y olé!