A pesar de que Barack se llevó el Nobel de la Paz por el "arte de la oratoria", lo cierto y verdad, es que su mensaje electoral está a años luz de sus hechos presidenciales. Digo esto porque el buque insignia de su campaña: "un Sistema de la Seguridad Social a la española" fue tirado por la borda por la Tea Party legislativa. Tan cortadas tiene las alas el líder de La Casa Blanca, que la mayoría de sus propuestas socialdemócratas, – aquellas que le valieron cuotas altísimas de popularidad en la víspera electoral – acaban, un día sí y otro también, en agua de borrajas. Ahora bien, a pesar del engaño. A pesar de no cumplir con las líneas de su programa y frustrar a quienes vieron en él, al mesías de su futuro; los hechos son que su oratoria – populista, retórica barata o como ustedes la quieran llamar -, le sirvió para hacerse con el cetro, y darle una patada en el culo a George, nuestro Aznar americano. Algo parecido, estimados lectores y lectoras, ha sucedido con don Mariano y su aplastante mayoría. Gracias a la crisis y las angustias de cinco millones de parados; Rajoy articuló – recomendado por Arriola – un discurso basado en promesas populistas para una masa enfurecida. Propuestas, todas ellas, basadas en el "España va bien" de los tiempos aznaristas. Tiempos en los que Rato era el Dios de la burbuja, y hoy – diez años más tarde – se ha convertido en una mancha negra para la marca de su partido.
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