Ahora que Teresa Romero parece salir del peligro en que la sumió la improvisación chapucera t torpe de una administración insensata que antepone el ahorro y su política de comunicación a la salud y la tranquilidad de todos los ciudadanos, incluso en situaciones tan críticas como la que ha provocado el contagio de esta trabajadora, es el momento de exigir todas las responsabilidades a que haya lugar la nefasta gestión de este asunto.

Que es ahora el momento de exigir responsabilidades y no cuando se hizo evidente la inutilidad y la falta de sensatez de la ministra Mato y el consejero Rodríguez es algo que aún no acabo de entender y que el PSOE tendrá que explicarme, porque eso de solucionar primero la crisis y después exigiremos dimisiones y ceses no se sostiene, entre otras cosas porque ministra  y consejero han seguido, sobre el papel, al frente de las estructuras que han hecho fracasar y que, una vez puenteados, funcionaron de nuevo.

Quizá todo se deba a esa tolerancia hacia los errores de la derecha que está demostrando este nuevo PSOE, que, como su secretario general, no ve más enemigo que Podemos porque valora únicamente los riesgos para el mismo partido y termina por despreciar el que supone para la ciudadanía que el PP se mantenga en el poder. Quizá todo se deba a que, entre acercarse a la derecha o a la izquierda, han optado por arrimarse a aquellos con los que, desde hace tres décadas, se ha alternado en el poder y no por arriesgarse a un enfrentamiento contra el único poder fáctico vigente, el capital especulativo, eso que eufemísticamente llaman "los mercados".

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