Fotografía facilitada por el Partido animalista contra el maltrato animal (PACMA) de Teresa Romero, la auxiliar de enfermería infectada de ébola, que posa con su perro Excalibur, que ha sido sacrificado. EFE



El médico Juan Manuel Parra, que atendió durante 16 horas a Teresa Romero en el Hospital de Alcorcón denuncia en una carta enviada a la Consejería de Sanidad su angustiosa experiencia, por no contar con los medios apropiados para desempeñar su trabajo. “Las mangas del traje de seguridad me quedaban cortas”, afirma el médico, que asegura, además, que supo que la enfermera tenía ébola por los medios de comunicación, ya que, a pesar de estar al frente del equipo no fue informado del resultado de ninguno de los dos test que se le realizaron a la contagiada.

Unas simple bata impermeable, guantes y una mascarilla
En la carta, que ha sido divulgada por El País y El Mundo, el doctor Parra cuenta que el lunes día 6 empezó a atender desde las ocho de la mañana a Teresa Romero, cuyo estado fue empeorando de manera muy rápida, con diarreas, vómitos y tos con expectoración. El médico tuvo que quitarse y ponerse el traje de protección hasta en 13 ocasiones, exponiéndose al contagio, ya que no fue hasta las cinco de la tarde cuando se puso una vestimenta de mayor nivel de seguridad que había en el hospital, aunque no era de su talla. Hasta entonces tanto él como los enfermeros que se turnaban para entrar al box usaron una simple bata impermeable, dobles guantes, un gorro y una mascarilla quirúrgica.

“En el momento de mi decisión de asumir a la paciente y hacerme cargo de su situación, soy yo el único médico que se encargará de atenderla mientras se encuentra aquí, acompañado en mis visitas a la habitación con personal de enfermería. Prohíbo el paso a la habitación si no entro yo en ella”, narra el médico en su carta.

El médico se enteró del resultado del análisis por la prensa
Como Teresa Romero presentaba síntomas como erupción cutánea en tronco e ingles, mialgias y malestar y tos con expectoración, el médico pide permiso para extraer una muestra de ébola. Es entonces cuando el médico decide ordenar por sí mismo que se cambie la mascarilla por una de alta protección.

Aunque el doctor Parra era en aquellos momentos el máximo responsable de la atención a Teresa Romero y asume los mayores riesgos de contagio no fue informado del resultado del primer análisis que dio positivo en el virus. El médico se enteró por “la prensa”.

A las 5 se pone el traje especial, pero las mangas le quedan pequeñas
A las cinco de la tarde es cuando le informan de “la posibilidad” de que el resultado sea positivo y cuando el equipo que atiende a Teresa se protege con el traje “de mayor nivel facilitado por este hospital”: un buzo íntegro, con máscara, gafas, dobles guantes y una cobertura para el calzado. Aunque “las mangas le quedan pequeñas” y las muñecas le quedan al descubierto.

Teresa estaba preocupada por sus compañeros
El estado de la enferma empeora y les obliga a entrar más veces en el box. Según han dicho fuentes sanitarias, Teresa Romero es consciente de su estado y del peligro que representa para sus compañeros, así que está muy pendiente de la actuación de estos y les advierte de que tengan cuidado al manipular sus residuos.

A las seis el médico pide que se traslade a la enferma al Carlos III 
El médico pide a las seis de la tarde que la enferma sea trasladada al Carlos III por “el alto riesgo de complicación e inestabilidad y el requerimiento constante en condiciones de diarrea, tos, expectoración, vómitos con presencia de menstruación de la paciente”.

A la medianoche llega la ambulancia
Se le hace un segundo análisis a Teresa Romero, que vuelve a dar positivo, pero, otra vez, nadie informa al doctor Parra.“Vuelvo a enterarme antes por medios periodísticos que directamente con la autoridad competente”.

El médico insiste en pedir el traslado de la enferma al Carlos III, porque la paciente se complica clínicamente y su “deterioro es progresivo”, pero no es hasta la medianoche cuando llega la ambulancia que la trasladaría.

El médico pidió ser aislado para su observación
El médico ha ingresado este miércoles a petición propia en el Hospital Carlos III, a donde se dirigió en un tren de Cercanías desde su domicilio. Pidió personalmente ser sometido a vigilancia por el contacto tan estrecho que tuvo con la enfermera infectada. La indicación de Sanidad fue que sólo se tomara la temperatura dos veces al día durante 21 días y siguiera con su vida normal, o sea, que siguiera acudiendo al hospital de Alcorcón.