Jaume Matas (ex ministro de Aznar y presidente de Baleares en dos mandatos), tiene tiempo en la cárcel de Segovia para intentar minimizar daños, viendo la que se le viene encima. El ex presidente balear está cumpliendo condena firme de nueve meses por tráfico de influencias. Pero esta condena es la más pequeña de las que le pueden caer. Su futuro procesal es muy complejo, y le queda cada vez menos tiempo para reaccionar.

Futuro procesal alarmante
Se encuentra procesado por doce delitos cometidos durante su etapa en el gobierno balear: prevaricación, cohecho, malversación de caudales, apropiación indebida, falsedad documental, tráfico de influencias, blanqueo de capitales, delito fiscal y delito electoral, especialmente en el contexto del caso Palma Arena. Fue condenado a 6 años de cárcel por la primera causa del caso Palma Arena, mediante sentencia de la sección Primera de la Audiencia Provincial de Palma de Mallorca dictada en el mes de marzo de 2012, si bien no entró en prisión, al haber interpuesto sus abogados recurso de casación contra dicha sentencia ante la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, y considerar el Ministerio Fiscal, que entre tanto, al no apreciar riesgo de fuga, debía permanecer en libertad.

Los fiscales piden dinero malversado, e información
Fiscalía se niega a “un pacto caso a caso o cuestión concreta a cuestión concreta. Exigen a Matas un pacto global en el que se incluyan todas sus actividades presuntamente ilegales”.  Apreciando en sus declaraciones esta “globalidad se podría empezar a hablar de acuerdo”.  Con esta táctica global fiscalía quiere “saber cómo obtenía el dinero ilegítimo y qué personas se lo facilitaban”, afirman fuentes jurídicas.

Buscando a los testaferros
Otro aspecto es el de “saber quiénes son sus testaferros y donde está el dinero”. Los fiscales saben que para poder intentar ese pacto “no hace falta exigir todas las cantidades malversadas o defraudadas, sino el grueso”. Consideran que “ya nadie le va a dar trabajo a Matas durante el resto de su vida” y se mostrarían comprensivos  si “le quedase una cantidad suficiente para poder seguir viviendo”.

A la primera mentira…
Según informa mallorcadiario.com, lo que no quieren los fiscales “son engaños y que simplemente quiera devolver una suma ridícula respecto a la que realmente se ha quedado ilegítimamente, como han intentado hacer otros políticos”. Las fuentes jurídicas indican que “los fiscales no se dejarán engañar”. Quieren sumas importantes (de seis ceros) y nombres de personas. Solamente un acercamiento lo más certero y próximo posible a la verdad puede provocar el pacto. Pero si ven que juega con las cartas marcadas, será imposible".