La cruzada soberanista de Artur Mas se desinfla. El president se inclina por no ir adelante con la consulta, si el Constitucional lo prohíbe. No es el mejor momento para CiU en medio del escándalo mayúsculo de Jordi Pujol y su clan. El problema de Mas ahora es Esquerra, al que ha dado alas y ahora se le vuelve en contra; su líder, Oriol Junquera, no quiere plan B para la cita que tenían prevista el 9 de noviembre, cuando tenía que celebrarse la consulta.

"Así de claro"
“Esquerra no llegará a nuevos acuerdos con aquellos que no cumplan los que ya están firmados. Así de claro”, ha dicho el líder de Esquerra.

Junqueras ha advertido de que si se tiene que quedar solo defendiendo la independencia, lo hará, “como ya hemos estado muchos años”, precisó. Por su parte, Artur Mas parece estar ganando tiempo mientras hace cálculos políticos. Este martes, el portavoz de la Generalitat, Francesc Homs, dijo en rueda de prensa que “se han acabado las especulaciones y empieza la hora de las decisiones”. Pero cuando los periodistas le pidieron que precisara cuáles son las decisiones, el portavoz no contestó.

La cena en la que Mas confesó
Mas se debate entre buscar un nuevo socio si Esquerra le retira el apoyo, convocar elecciones anticipadas o intentar un gobierno en minoría al menos un año más de los dos de legislatura que le quedan y con los Presupuestos prorrogados.

Como informó ELPLURAL.COM, Mas habría pactado con Rajoy dejar en el cajón la consulta. El presidente catalán lo habría confesado en una cena privada con su amiga la periodista Pilar Rahola, en la que, además, le habría dado detalles de sus planes, atendiendo a dos posibilidades: “agotar la legislatura y convocar elecciones en 2016 con carácter plebiscitario” si ERC le mantiene el apoyo, o “adelantar al mes de febrero de 2015” los comicios. En ese caso, CiU iniciaría una “una campaña de acoso y derribo” contra la formación de Oriol Junqueras.