Convocada por la plataforma 'Jaén libre de fracking' y bajo el lema 'No al fracking, sí al olivar', recorrerá en cinco etapas los aproximadamente 65 kilómetros que separan Torreperogil de la capital



Desde hoy viernes 22 hasta el martes 26 de Agosto y convocada por la plataforma 'Jaén libre de fracking', se celebrará una marcha a pie, desde Torreperogil a Jaén, para exigir la derogación de las prospecciones de "Ulises II" y Ulises III" en la provincia mediante la técnica de fracking.

Paralización inmediata del proceso de concesiones
Los convocantes solicitan la paralización inmediata del proceso de concesión de los permisos Himilce 1, 2 y 3, sean de exploración convencional o no, de fracturación hidráulica de alto o de bajo volumen. Junto a la derogación de esos proyectos y la paralización de los procesos en marcha.

Comienza hoy en Torreperogil
La marcha comenzará el 22 de agosto en Torreperogil y continuará en días sucesivos por Úbeda, Baeza, Puerto del Obispo y Mancha Real, para finalizar el día 26 en la capital, donde tras una manifestación y una sentada, se leerá un comunicado recordando los objetivos de esta iniciativa.

Mesas informativas y asambleas ciudadanas
Como ésta, las dos siguientes etapas son más cortas y contarán con mesas informativas y asambleas ciudadanas para. Le seguirá la del sábado entre Ubeda y Baeza, mientras que el domingo la caminata será desde esta localidad a Puente del Obispo, donde habrá una convivencia con concierto incluido en la plaza de Santa Teresa.

Efectos perniciosos
Son múltiples los efectos perniciosos de las técnicas de exploración de hidrocarburos que se pretenden aplicar en algunas de nuestras comarcas: contaminación de los ríos, los acuíferos subterráneos utilizados para el regadío y el consumo de agua potable y la tierra con productos tóxicos, alergénicos, cancerígenos y teratogénicos utilizados en el proceso de fracturación, así como por la salinización de la tierra como consecuencia de su desecación masiva debido al ingente consumo de agua, un recurso básico para nuestra supervivencia; contaminación del aire con los elementos volátiles que escapan de los pozos o se almacenan en las balsas de recogida de residuos; agravamiento del efecto invernadero y el calentamiento global como consecuencia de la emisión masiva de metano a la atmósfera, un gas muchísimo más nocivo que el dióxido de carbono en este sentido; incendios en los pozos que pueden propagarse a las casas o montes cercanos; migración masiva desde las capas más profundas de metales pesados y productos radiactivos a través de fracturas en la roca o las numerosas fallas existentes en el territorio afectado; incremento de la actividad sísmica, con el consiguiente peligro para la población y sus propiedades.

Deterioro de la salud de la población
A ello hay que sumar el deterioro general de la salud de la población (malformaciones en el feto, cáncer, alergias, enfermedades respiratorias y cardiovasculares…); transformación destructiva del paisaje y del medio ambiente (olivar, humedales protegidos, parques naturales); destrucción sistemática de nuestro formidable patrimonio cultural, histórico y etnográfico; ruina del olivar en una zona oleícola por excelencia, así como de otras actividades incompatibles con la extracción de hidrocarburos que son la base de nuestra economía (turimo, ganadería, explotación forestal…) y por tanto una destrucción de empleo sin precedentes; y como consecuencia de todo, un proceso de emigración masiva de la población de estas comarcas, mayor aún que cualquiera de los conocidos hasta ahora.

“Técnicas de recuperación secundaria”
No existe, por otra parte, una diferencia significativa entre exploración o explotación convencional y no convencional, dada la situación actual de la industria de extracción de hidrocarburos: en la reforma de la ley 34/98 aprobada por el Senado durante el año 2013 la fracturación hidráulica se contempla ya como una técnica más, susceptible de ser utilizada no sólo en pozos “no convencionales”, sino también en los “convencionales”, donde puede aplicarse en las llamadas “técnicas de recuperación secundaria” que se utilizan para continuar con la explotación de los recursos existentes cuando la explotación clásica por diferencia de presión es poco rentable.