El conflicto en Ferguson (Misuri, EEUU) continúa y en la noche del lunes se saldó con un alarmante balance: dos hombres heridos de bala y 31 detenidos. En la ciudad estadounidense se siguen produciendo concentraciones de protesta por la muerte hace diez días de un joven de raza negra a manos de un policía y en las últimas horas se han reavivado los enfrentamientos a pesar de que las protestas convocadas eran pacifistas.

Vuelven los conflictos racistas
Tras siete años de Gobierno de Barack Obama, cuya presidencia se veía como un nuevo inicio que dejaba atrás el racismo, el problema vuelve a estar de actualidad. Su inicio fue motivado por la muerte de Darren Wilson, un joven negro de 19 años que murió tras ser disparado por un policía hasta en seis ocasiones. El suceso ha despertado de nuevo a la población en protesta contra el sectarismo racial, desembocando en toda una crisis violenta que pone en apuros al presidente estadounidense.

Obama interrumpe sus vacaciones para enfrentarse a la crisis
Después de varias jornadas de extrema violencia entre la policía y los manifestantes, Obama se ha visto obligado a interrumpir sus vacaciones para tomar las riendas. Una de las primeras decisiones del presidente ha sido enviar a las tropas federales, las cuales sólo actúan en situaciones de verdadera importancia. Esto sumado a los excesos de esta unidad, ha despertado aún más el malestar de la población, que ha respondido con más agresiones a la policía con cocteles Molotov y armas de fuego.

¿Militarización de la policía?
Las críticas recibidas por la actuación desmesurada de la policía han hecho que se abra un debate nacional acerca de su militarización. Obama ha declarado que sería “útil” que este tema se estudiara en el Congreso. Otra decisión del presidente ha sido mandar a el fiscal general Enric Folder a supervisar la investigación que se está llevando a cabo del caso.

Los familiares del fallecido solicitan una nueva autopsia
Los familiares de la víctima han solicitado una nueva autopsia, que sería ya la tercera que se ha realizado. Las pruebas han mostrado que no existió ningún tipo de forcejeo entre este y el policía que le disparó, lo que evidenciaría un asesinato de violencia racista. El agente agresor se encuentra en libertad, de baja y cobrando su sueldo.