La 'ley del embudo' ofrece cada día ocasión para ver cómo se aplica. Pero a veces resulta hasta ridículo ver a quienes echan mano de ella. En manos de Vicente Martínez Pujalte la situación llega a ser directamente hiriente. El 'justiciero' de espada flamígera que no busca sino cortar cabezas de sus 'enemigos' políticos, ahora resulta ser farmacéutico que pide árnica cuando los afectados son 'sus amigos'.

Vicente Martínez Pujalte, 'torazo en corral ajeno..., perrillo en corral propio'. Foto EFE



Todo esto a cuenta de la entrada en prisión de Jaume Matas. Con cara de pena y compunción el portavoz económico del PP en el Congreso, quien fue justiciero que bramaba pidiendo responsabilidades de cárcel por casos como 'el Faisán', no ha sentido ni el menor rubor en decir que siente "una gran pena" al ver a su amigo entrar en prisión.

Y en el colmo, incluso lo justifica, o algo parecido, diciendo que se le ha condenado a Matas "por un tema simplemente de tráfico de influencias, además muy liviano". Claro que no debiera sorprender.

El 'ahora menos justiciero' diputado murciano tuvo una reacción igual de 'solidaria' con Carlos Fabra. La semana pasada, quien tiene una vara de medir tan inflexible para los demás,  dijo que "Más allá de lo que haya hecho tendrá siempre mi amistad. A veces la amistad supera el que uno haya hecho cosas mal". Un caso de 'viga en ojo propio y paja en ajeno', que eso sí, buscó 'dulcificar' diciendo que "respeto las decisiones judiciales, y si la decisión judicial es esa...".