Si hay algo que me llama la atención en estos momentos de pisoteo de nuestros derechos cívicos es el uso trapacero del lenguaje por parte de los políticos para justificar sus decisiones. Todavía me sigo asombrando, al escuchar o leer las noticias, del descaro con que son capaces de hacer una cosa mientras alegremente dicen la contraria. Con una amplia sonrisa y toda la serenidad del mundo, pueden afirmar una cosa y al día siguiente la contraria, o simplemente trabajar para elaborar unas leyes que contradigan totalmente lo que defienden de viva voz.

Algo así ha ocurrido con la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana, calificada ya como “Ley Mordaza” por numerosas asociaciones y organismos independientes. Mientras el Consejo de Ministros pone sobre la mesa el cartapacio con todos los cambios propuestos y le da luz verde para su aprobación en el Congreso, los miembros del Gobierno se llenan la boca con las bondades de la reforma.

Cómo usar una nota de prensa para intentar justificar la 'Ley Mordaza'
La nota de prensa oficial emitida para la ocasión es un buen ejemplo. Aproximadamente la mitad de su enunciado se dedica exclusivamente a justificar la necesidad e idoneidad de los cambios, con frases como éstas:
“Las libertades públicas salen reforzadas con el nuevo Proyecto de Ley porque establece una regulación más precisa de las potestades de intervención policial en el ámbito de la seguridad.”

“Además, a lo largo de las dos últimas décadas han surgido nuevas amenazas, muchas de ellas fruto del uso de las nuevas tecnologías, que precisan de una respuesta adecuada. Igualmente, con esta reforma se da respuesta a las solicitudes de muchos ciudadanos, asociaciones de comerciantes, de vecinos, de padres, y también alcaldes que reclaman un adecuado marco jurídico frente a actitudes incívicas, violentas, coactivas.”

“Se trata de un texto firmemente comprometido con los derechos fundamentales y libertades que el ordenamiento jurídico reconoce a los ciudadanos para que la violencia y el vandalismo tengan una respuesta legal.”

Foto del Ministerio del Interior



Sin necesidad de ser jurista ni especialista en Derecho, a cualquier ciudadano le mosquearía tanto preámbulo. Hay un refrán que dice «Dime de qué presumes y te diré de qué careces», y otro más que sentencia: «No pretendas poner el parche antes que la herida». Vamos, que si empiezan a explicarte una ley con tantos prolegómenos ya puedes ir preparándote porque lo que viene después no tiene que ser muy halagüeño. (Para saber más sobre la “Ley Mordaza”, este artículo de Carlos Sánchez Almeida es muy revelador, tanto como la visión de Manel Fontdevila al respecto.)

Entoces, ¿en qué quedamos?
El problema con esto es: ¿qué permanece al final? Informativamente hablando, es mucho más probable que el ciudadano se quede con la “canción” de las declaraciones del político de turno, bien porque las vea en un telediario o las lea en algún periódico, antes que bucear en los redactados de la ley para comprobar de primera mano los cambios realizados. Y he aquí que puede perfectamente estar aprobándose «negro» mientras el político dice «blanco», y muchos ciudadanos creerán que efectivamente lo que se ha aprobado es «blanco». Anotado: a otra cosa mariposa.

Es un uso peligroso del lenguaje. Pernicioso, populista y mendaz. Los medios de comunicación tienen una gran responsabilidad a este respecto, pero también la tiene el ciudadano, que debe aprender a distinguir la paja del grano y no quedarse con lo primero que le cuentan. Porque, muy probablemente, sea mentira.

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