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Has sido nominado y has ganado varios premios como actor y como guionista con Celda 211 y Alacrán enamorado, ¿qué supusieron para ti estos reconocimientos tras años trabajando en el cine?
Los premios, o simplemente las nominaciones a los premios, son siempre una alegría, una palmada en el hombro de la gente que se dedica a lo mismo que tú, un "sigue así"... Yo he perdido contra otros compañeros más premios de los que he ganado, quizás por eso valoro mucho el hecho de estar nominado, de que los demás  juzguen que tu trabajo- como actor o guionista- merece la pena destacarlo entre los cientos de trabajos que hay cada año. Es bonito, desde luego, y a mi particularmente me anima a seguir con el tipo de carrera que he elegido e intento mantener.

Los Premios Goya suelen ser foco de conflicto, ¿crees que una ceremonia meramente lúdica y gremial debe expresar una postura política?
 Para mí no hay duda: los Goya son la Fiesta del Cine Español y por tanto deben ser, tienen el derecho de ser, una plataforma para la expresión del sentir de los que formamos parte de ese cine. Yo recuerdo muchos Goyas totalmente lúdicos, festivos, en épocas en las que el cine español no era sistemáticamente vejado, calumniado y atacado por una gentuza que odia cualquier voz discrepante y, por extensión, la cultura y los que hacemos cultura en este país. Los médicos y el personal sanitario se manifiestan en los hospitales, los jueces ante los juzgados, otros trabajadores en sus centros de trabajo. Nuestro trabajo es temporal, inestable por definición y sin centros de trabajo fijos. Así que nos manifestamos en los Goyas, y lo seguiremos haciendo mientras no sigan atacando, lo seguiremos haciendo mientras este país siga siendo estafado y nos sigan robando derechos. Y lo seguiremos haciendo también porque la gente del cine, por ser más o menos conocida, no pierde su condición de ciudadanos y, por tanto, su derecho a protestar cuando, donde y contra quien quiera.

Tu primera novela, Muertes ejemplares fue finalista del Nadal, con una mención espacial, y la segunda, Buziana o el peso del alma, recibió el Premio Desino Guión en 2002, Alacrán enamorado fue finalista del Hammett…, parece que como escritor también tienes buena relación con los premios.
Pues parece que sí. La verdad es que viví todos con gran sorpresa y mucha ilusión, por supuesto, sobre todo ser finalista de un premio como el Hammett porque nunca pensé en ALACRÁN ENAMORADO como una novela negra, aunque comparte un rasgo indispensable de una buena novela noir: es un fresco social de nuestra época, de este tiempo de xenofobia, racismo, inmigración y neonazismo.

¿Qué supusieron esos reconocimientos iniciales en el mundo de la literatura para tu carrera?
La mención especial del Nadal, todo un señor premio de novela, me impresionó y me sirvió para conocer entresijos del mundo literario muy curiosos cuando me explicaron que si gana un hombre la finalista debe ser mujer, y viceversa, por sus temas de mercadotecnia. Un mundo curioso y que me resulta totalmente ajeno. Nunca he frecuentado los círculos literarios. Yo escribo porque me gusta, me divierte, me permite conocer mejor el mundo, porque también me angustia y me hace sufrir. En escribir encuentro placer y dolor por partes iguales. De cualquier forma yo no puedo pensar en mí como un escritor profesional. Soy incapaz de esa disciplina de escribir todos los días que es necesaria para perfeccionarte, dotarte de una técnica impecable y acumular esos miles de páginas que conforman la obra de un escritor de los de verdad.

Has publicado tres novelas, ¿te sientes más cómodo como escritor o como actor?
Son cosas completamente distintas y, curiosamente, muy iguales. En el fondo todo se trata de contar historias propias y ajenas. Una necesidad de expresarte. No puedo elegir.

Actor, guionista, escritor, boxeador amateur, ¿has pensando en pasarte a la dirección? ¿Y en volver al boxeo?
Supongo que una evolución lógica de mi carrera me llevaría a la dirección. Me causa una especie de vértigo cósmico, terrorífico, pero también siento que camino paso a paso hacia ese abismo que me atrae. En cuanto al boxeo una puntualización. Para mí los boxeadores son una gente aparte, los respeto muchísimo y nunca me pondría a su nivel. Yo he entrenado mucho boxeo, he guanteado en el gimnasio pero nunca he competido como amateur. Entrenar y guantear, más o menos duro, nunca puede compararse a ese "juicio de Dios", esa prueba terrible que es subirte a un ring a competir. Pero sí, sigo entrenando. Es un veneno.

Sin embargo, eres licenciado en Historia…
Por la UAM y creo que es una de las mejores cosas que he hecho en mi vida. Estudiar la Historia, dotarte de las herramientas para comprender el pasado es darte armas para entender el presente, para desentrañar la madeja de mentiras, medias verdades y desinformación con la que el poder intenta disimular sus rasgo más característico, al menos en España: la continuidad de las mismas élites en él, sus gobiernos contra la mayoría de la gente y sus reacciones sangrientas contra cualquier intento de desalojarlos de él y crear una sociedad más moderna, democrática y justa. Además en la Historia, con mayúscula, están para mí las mejores novelas y guiones.

En todas tus facetas, incluida la personal, manifiestas un claro compromiso social y político.
Sí, y mucha gente lo critica. Pero yo no entiendo de qué sirve tener voz sino es para alzarla contra lo que crees que es injusto.

Debido a la actual política cultural del Gobierno, ¿en qué situación crees que derivará el mundo de la cultura a medio plazo?
REBELIÓN.