El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (d), conversa con el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón (i), al inicio hoy de la sesión de control al Gobierno en el pleno del Congreso de los Diputados. EFE



El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, se ha ganado escasa simpatía entre jueces, fiscales y abogados con su reforma de la Justicia evidenciada en denuncias de injerencias políticas y la implantación de tasas. Otra nueva medida, recogida en su anteproyecto de Ley Orgánica del Poder Judicial, le enfrenta ahora a secretarios judiciales y funcionarios, por exigirles “corrección al vestir”, lo que ha “ofendido” a estos trabajadores.

Multa de 600 euros
El ministro ha establecido incluso una multa de 600 euros para quienes desobedezcan lo que en el anteproyecto se expresa como el “vestir y comportarse con el decoro adecuado a la función que desempeñan”.

Los funcionarios, ofendidos
Los altos empleados públicos, pertenecientes al grupo A1, con rango de autoridad, tratamiento de “señoría” y el deber del uso de la toga en sala,  a los que afecta la medida,  se sienten “ofendidos” personal y profesionalmente.

"No necesitamos que nos recuerden cómo vestirnos con decoro"
En declaraciones a El País, uno de estos funcionarios, Carlos Arcal, secretario del juzgado de primera instancia número 17 de Zaragoza y portavoz de la Unión Progresista de Secretarios Judiciales, ha declarado que el ministro les “obliga a vestir con decoro, como si necesitáramos que nos lo recordaran y como si a alguien se le ocurriera venir a trabajar en traje de baño”. Este funcionario recuerda que “presiden subastas, señalan vistas, dirigen oficinas judiciales” y tienen “un prestigio ganado a pulso, y esta ocurrencia lo tira por tierra”.

La visión rancia de Gallardón
Para Carlos Arca, lo que evidencia esta medida es “la visión trasnochada, rancia, decimonónica de la Justicia que tiene este ministro” y explica que “el mismo concepto decoro es de otra época. Parece como si Gallardón viviera en una realidad paralela. Además, resulta doblemente ofensivo cuando no le pide lo mismo a jueces y fiscales, como si, ellos sí, estuvieran por encima del bien y del mal”.