Imaginemos un futuro en que la proliferación de las ventas por internet ha generado un negocio multimillonario, tanto legal, como al margen de la ley. El primer apartado, el fiscalizado, lo ocupan las mismas empresas que iniciaron el boom del e-commerce; en el segundo, circunscrito a lo falso, la copia, lo ilegal… la inmensidad de Internet ampara el anonimato.

Las pérdidas para las marcas deportivas, de moda, etc, son enormes. La crisis ha llevado a muchos ciudadanos a dejarse atrapar por las ‘gangas’ de la red. El temor se centra en salvaguardar su salud de analgésicos y antibióticos, bebidas refrescantes o alcohol sobre los que no se tiene la certeza de su autenticidad, de sus ingredientes o componentes. En apariencia nada indica en las cajas, botellas o blísteres que no pertenecen a la marca que llevan impresa.



La imaginación da paso a la realidad y ese futuro ya está aquí. Presenta todas esas características, excepto la existencia de un método revolucionario en materia de seguridad. Es infalsificable y los elementos que lo forman convierten al usuario final en una especie de técnico especialista en autentificación de productos. Liliac, como se denomina este material, ha sido desarrollado por la startup española Alise Devices, spin off de la Universidad Politécnica de Madrid. Es un tejido, material, un invento que, al margen del ahorro de dinero para las empresas y de permitir desenmascarar a falsificadores, servirá para proteger lo más importante: la salud.

Beatriz Cerrolaza es su CBDO (Chief Business Development Officer).

La base como investigadores del mismo centro la tenéis pero ¿Cómo surge la idea de crear una  startup?
Con la idea ya en mente, enseguida nos planteamos lanzarnos a la piscina y dejar el calorcito de la universidad para empezar la aventura con nuestra propia empresa. A diferencia de otros grupos de investigación cuyos resultados se observan a largo plazo, el nuestro se centra en I+D. Con cualquier proyecto acabamos logrando un cacharrito, un dispositivo, es decir, siempre hay una solución final. Cansa el hecho de desarrollar o patentar algo para guardarlo en un cajón porque a los 5 años un japonés decide comercializar algo que tú descubriste años antes. Por eso damos nace Alise Devices, damos el salto empresarial y lo hacemos, tras años de trabajo, con una tecnología basada en elementos verificables ópticamente. Podría compararse con un holograma, pero con la característica de que su comprobación, su uso, es más sencillo para el usuario final, otorgándole mayor seguridad jurídica.

Hablemos por tanto de esa tecnología: Liliac ¿En qué consiste?
Es, sin duda, muy sofisticada en su proceso de fabricación y, como comentaba, muy visual, muy fácil de identificar. Se trata de una lámina que a simple vista es transparente o del color que quieras pero cuando la sitúas delante de un dispositivo (televisión, teléfono móvil, táblet) aparecen imágenes antes invisibles. Por un lado ves una cosa y por el otro otra diferente, pero sin superponerse. Es lo que le da valor, lo que la convierte en infalsificable. Y esto lo puedes integrar en un pasaporte, un DNI, en la etiqueta de un producto o un envase. Esa es la clave de Liliac, el consumidor es quien de forma sencilla descubre si se encuentra ante una falsificación.



¿No hay nada que se parezca a Liliac ahora mismo en el mercado?
En el sector de la seguridad hay muchas y muy buenas medidas pero con el hándicap de que deben ser inspectores cualificados los que determinen la autenticidad. En esos casos, ante la sospecha de un producto falso, se realiza un análisis forense con dispositivos adecuados para determinar esa característica. Es entonces cuando puede ser prueba en un juicio, por lo que el usuario final está bastante desprotegido.

¿Pero las copias, por ejemplo, de marcas de ropa seguirán teniendo su teniendo su mercado off y online?
Cuando se trata de un bolso, unas zapatillas de hacer deporte o unos vaqueros, es verdad que también puede darse la falsificación. Sin embargo, cuando hablamos de otros productos la preocupación crece de manera notable hasta transformarse en peligrosa. Me refiero por ejemplo a medicamentos, que es uno de los productos más falsificados del mundo, alimentos o bebidas. Entonces nos encontramos ante un problema grave puesto que existe un riesgo para la salud.

El caso de varias muertes en Rusia por la ingesta de una bebida en mal estado ¿Podría evitarse con vuestro sistema?
En este tipo de episodios no sirven de mucho las medidas encubiertas para las que necesitas un experto y disponer de un lector… La nuestra es una solución que va dirigida al usuario final. Es muy visible, debe estar en un punto identificable a primera vista y es muy fácil educar al consumidor para inspeccionarlo. Esto le permite, por ser infalsificable, comprobar si el producto que está a punto de tomar o usar es auténtico.

Vuestro proyecto ya apuntaba maneras porque una aceleradora potente como Wayra decidió apostar por él.
No lo teníamos muy claro. Sabíamos que Wayra es una de las aceleradoras más potentes, por eso nos atraía, por la visibilidad que ofrece, su infraestructura, los contactos... Pero a la vez éramos conscientes de que nuestro proyecto era uno de los de, a priori, menos encaje en los sectores clave que potencia. Aun así nos presentamos y nos eligieron. Llevamos 10 meses y nos ha venido muy bien. Nos han ayudado a mejorar el proyecto desde un punto de vista comercial.  Las cosas van bien ahora mismo y esperamos salir al mercado entre el tercer y cuarto trimestre de este año.

Cómo ves el mundo de las startups en España ¿Es un buen país para esta aventura?
La verdad es que todavía queda un largo camino. Se dice que en los últimos años se ha generado una ‘burbuja del emprendimiento’ pero creo que nos queda mucho. Si bien es cierto que iniciativas como Wayra y algunas ayudas de carácter público están ahí, en realidad no existe esa cultura de apoyo… El emprendimiento es necesario pero supone demasiada responsabilidad. Se habla tanto de él que parece que recae sobre nosotros, los emprendedores, el sacar el país adelante y esto no puede ser. Estaría bien que las grandes compañías hicieran su apuesta por la innovación porque es la clave para salir de la crisis, para labrar un futuro como país. Hay que cambiar el modelo y dedicar muchos recursos a las nuevas tecnologías, a las soluciones innovadoras.

¿Algún otro proyecto en marcha ya? ¿Algún invento o patente de Alise Device verá la luz en breve?
Tenemos definidas nuevas líneas a futuro de nuevos productos y otras de I+D abiertas para desarrollar Liliac o añadirle nuevas funcionalidades. Si hemos de ser honestos, una solución como la que supone Liliac se da una vez en la vida de un investigador y… ¡con mucha suerte! Por eso lo lógico es hacerse experto en ella y trabajar para mejorarla.