Estela de Carlotto, presidenta de la asociación Abuelas de Plaza de Mayo durante la entrevista concedida a Laura Safont



Hace unos días Abuelas de Plaza de Mayo recuperó a la nieta 110. ¿Cómo se vive este hallazgo?
Es una respuesta a nuestro trabajo de 36 años de lucha. Es una tarea permanente de buscar a los 500 nietos que secuestró la dictadura, en su mayoría nacidos en los centros clandestinos de detención u otros robados junto a sus padres y separados inmediatamente al nacer. Los padres siguen desaparecidos y los nietos apropiados por familias de militares, policías o algún civil cómplice. Es la sensación de estar viviendo un milagro porque el nieto que recupera su identidad antes era desconocido, no sabíamos con quién vivía, qué nombre o edad le habían puesto sus apropiadores.

En este caso particular, la joven se acercó de forma espontánea a la asociación Abuelas, lo cual facilita mucho la restitución de la identidad porque la persona tiene una disposición a querer saber la verdad. Para nosotras, las Abuelas, es un aliento muy grande, nos da fuerzas para seguir luchando.

Sin embargo, después de 30 años de democracia y casi 36 del nacimiento de Abuelas, aún se desconoce la identidad de cerca de 400 nietos apropiados-
Falta todavía. Justamente porque la dictadura hizo todo de forma muy clandestina, sospechosa y oculta. Algunas Abuelas no saben si es niño o niña, si realmente llegó a nacer, cuándo nació, dónde… todo es una grande incógnita. Y el silencio sigue hasta nuestros días. Jamás ha venido alguien de las fuerzas armadas o de seguridad a decirnos: tengo un niño o niña que es de ustedes. Al contrario, esconden.

Precisamente, los últimos meses Abuelas se ha acercado a las fuerzas militares, en un intento de cambiar la imagen de este poder y acercarlo a tareas sociales. ¿Por qué se produce esta aproximación después de años de confrontación de intereses?
Las fuerzas de seguridad y armadas han ido condicionándose a un régimen democrático, como es el actual en Argentina. Hubo claridad en decirles: “Señores, ustedes tienen que estar en la función que les corresponde sin injerencias y además defendernos del enemigo externo, no del enemigo interno como era la doctrina de la seguridad nacional durante la dictadura”. Ahora ha entrado una nueva camada de personas que ingresa en el cuerpo militar por vocación y se los educa, incluso con materias de derechos humanos. A las Abuelas se nos llama para que vayamos a dar charlas, nosotras vamos y constatamos que existe un respeto a la democracia. Todo esto nos hace pensar que las fuerzas armadas y de seguridad no se van a levantar más en armas contra la democracia, es decir, desalojando un gobierno elegido por el voto popular.

No se puede negar que muchos de los militares juzgados por los crímenes de la dictadura aún mantienen su poder e influencia dentro de la institución…
Hay algunas voces que conspiran y se deben vigilar, pero son las de los que están detenidos y cumpliendo condena dentro de la cárcel. Son los que han sido condenados y se resignan a aceptar tal castigo. Por ejemplo, un comisario de la provincia de Buenos Aires, feroz asesino, dijo en un juicio público que no sabía cuántos mató, pero que fueron muchos y lo volvería a hacer. Aquí está el peligro, esta persona reconoce haber asesinado y admite además su deseo de volver a hacerlo si fuera necesario. De hecho, unos años atrás un testigo muy valioso para condenar a este personaje desapareció. En democracia desapareció un testigo clave en estos juicios. Todavía algún aparato está funcionando, lo cual significa que tenemos que estar muy atentas.

La última década de Gobierno kirchnerista, llamada “década ganada” por Abuelas, os ha reportado importantes avances para encontrar a los nietos robados, con nuevas leyes y juicios a favor de la causa. ¿Es importante el tipo de Gobierno para el desarrollo de Abuelas?
Desde que llegó la democracia en 1983, Abuelas ha participado en todo lo que ha sido necesario para contribuir a su mantenimiento, sin partidismo político. Todos los gobiernos hicieron algo por combatir los crímenes de la dictadura, pero no lo suficiente. Aun así, este último gobierno, tanto de Néstor como de Cristina Kirchner, fue muy claro desde el principio en materia de derechos humanos. Todo se resuelve y nada se oculta. La justicia funciona con tribunales que son ordinarios, no especiales, el que juzga al que robó una gallina juzga también al que mató a miles de personas o robó bebés. Para Abuelas supone la tranquilidad de que nadie va a quedar sin ser castigado.

¿Qué piensas de la afirmación “No hay ninguna organización de derechos humanos, por principios, que pueda estar de acuerdo con ningún Gobierno”, dicha por Julio Strassera, fiscal del histórico juicio a las juntas militares de 1985?
Una persona de la justicia no puede hacer esta afirmación. Ésta quiere decir que Abuelas no debería tener contacto con ningún gobierno. Pero si lo votamos, el gobierno es el pueblo. Nosotras no estamos haciendo política partidaria, estamos apoyando una gestión. Como apoyamos cuando Alfonsín hizo el juicio a las juntas. El gobierno de los Kirchner nos ha abierto las puertas desde el principio, nos convocan, nos consultan, nos ayudan y nos dan sostén económico para la institución. Nos llaman oficialistas, pero no nos ofende.

Abuelas no solamente tiene derechos, tiene la obligación de acompañar al estado. Y aunque no hayamos votado a este gobierno, tenemos que acompañarlo igual como argentinos.

En el caso de España, después del régimen franquista, se optó por la impunidad y la amnistía para instalar la democracia y no se ha revertido esta situación desde hace casi 40 años. Tras la inhabilitación del juez Baltasar Garzón, una jueza argentina lleva la primera causa contra los crímenes del franquismo. ¿Argentina logrará sentar en el banquillo a torturadores de la dictadura española?
Hay una reciprocidad entre España y Argentina en el tema de la extradición. Los argentinos obtuvimos al ex dictador Ricardo Cavallo gracias a la justicia española, y a la vez ésta tomó preso, sin ser extraditado, al ex militar Adolfo Scilingo. Ante la negativa actual del Gobierno de España a pedir responsabilidades por los crímenes de la dictadura franquista, Argentina inicia una querella contra los torturadores como un acto de agradecimiento, encabezada por las víctimas del franquismo residentes en el país y los organismos de derechos humanos. Lo que no se hace en el país se puede hacer fuera para proteger a los ciudadanos españoles que fueron víctimas de la represión. Lo que pasa que el Gobierno español tiene que colaborar.

Se calcula que cerca de 30.000 niños fueron robados de sus familias en España durante la dictadura-
De los niños desaparecidos del franquismo no se empezó a hablar hasta hace unos pocos años atrás, por el pacto de silencio acordado por el pueblo español después de la muerte de Franco. Ahora ya hay varios libros escritos y muchas pruebas que certifican las ocultaciones. No fue la metodología argentina, de secuestrar a la joven, quitarle el niño y matarla; sino que se trataba de los propios padres que decidían llevarlos al exterior o regalarlos a otras familias con padres no biológicos para protegerlos de la dictadura. No fue un plan sistemático, fue por diversas causas pero sucedió. Abuelas ha estado ayudando para esclarecer este tema, aunque se supone que por la edad y el transcurso del tiempo muchos niños ya no se sabe si están o dónde encontrarlos.

¿Qué opinión merece una democracia que no vela por la memoria, la verdad y la justicia?
No es una democracia o es una democracia incompleta. Porque votar no asegura una democracia. La democracia son los actos de gobierno, lo que se hace por el pueblo, dar respuestas a todos. No ocultar, no reprimir, no violentar a la sociedad. En España, por ejemplo, hay una sociedad en movimiento, hay una demanda que no tiene respuesta y hay una juventud indignada que está movilizada para que no exista el silencio. Además, es horrible que en una situación de tantos desaparecidos por la dictadura se mantenga la impunidad del nada pasó. Si no se resuelven los crímenes del pasado hay peligro de que se repitan.

¿Qué ha cambiado en Abuelas desde que la organización trabajara de forma clandestina y ahora sea una de las más influyentes en el mundo en derechos humanos?
La lucha nace y el objetivo es el mismo. Ha cambiado la situación, no es lo mismo luchar en dictadura que en democracia. Además, hemos aprendido a trabajar siempre acompañando los tiempos sociopolíticos. Poder dialogar con las autoridades legalmente constituidas es muy distinto a trabajar a escondidas. Ya no tenemos miedo.

Y las Abuelas se van haciendo mayores…
Las Abuelas ya somos pocas, muchas están enfermas y otras han fallecido. La idea es dejar un relevo porque tenemos mucha juventud trabajando en la asociación. Muchos de los nietos que hemos recuperado integran la Comisión Directiva y serán nuestros continuadores. Vamos a dejar el camino para que ellos sigan buscando los 400 nietos que faltan. No importa que de aquí a muchos años se encuentre otro nieto, lo fundamental es que va a saber quién es. El sello de Abuelas va a perdurar durante mucho tiempo.